Haronía

21.3.09



La diligencia nos aturde; la pereza nos aplaca.

2 apostillas:

Juan Poz dijo...

No creas, la pereza también tiene su desasosiego: el de la inanidad; y la diligencia su recompensa: la equilibrada satisfacción de la actividad.

Anónimo dijo...

Qué bien lo has dicho, Juan.