Pechuguita y Cabrera fueron dos personajes acogidos por el imaginario popular. Larguirucho y desgarbado uno, pequeñito y bizarro el otro, la silueta de esta simpar pareja quijotescamente urbana, era causa de atracción, en especial, entre la chiquillería. Condenados a ganarse el pan en la ineludible tarea de desobstruir el colesterol de los albañales, sufrían un continuo distanciamiento de la vecindad. Me llamaba la atención su caminar unidos a todas partes a pesar del distanciamiento físico. «Nos igualan las penas», solía decir uno de ellos.
Disímiles
6.3.09
Pechuguita y Cabrera fueron dos personajes acogidos por el imaginario popular. Larguirucho y desgarbado uno, pequeñito y bizarro el otro, la silueta de esta simpar pareja quijotescamente urbana, era causa de atracción, en especial, entre la chiquillería. Condenados a ganarse el pan en la ineludible tarea de desobstruir el colesterol de los albañales, sufrían un continuo distanciamiento de la vecindad. Me llamaba la atención su caminar unidos a todas partes a pesar del distanciamiento físico. «Nos igualan las penas», solía decir uno de ellos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 apostillas:
"Nos igualan las penas" (Como a muchos de mis amigos y yo). No conocía a esta pareja.
No los conozco.
Es que para compartir, el físico sobra.
Saludos
Tampoco yo les conocía.
Y es que creo que las penas suelen unir más que las alegrías...
Publicar un comentario