Puso la mesa dispuesto a almorzar a la hora de siempre. Y como cada día llegó de invitada la tristeza.
Comer solo
22.7.07
Puso la mesa dispuesto a almorzar a la hora de siempre. Y como cada día llegó de invitada la tristeza.
Etiquetas: cuentos diminutos
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6 apostillas:
Pues con todas las cosas que llegan cuando un come solo se puede armar un banquetazo.
Buenos días.
Creo que consigues decir en pequeñas frases, grandes ideas.
Te he descubierto y enlazado.
Salu2.
La soledad también comió con él. Después de todo, eran tres.
Eso me gustaría a mí, seguro comería menos :)
La tristeza no es tan mala compañía si la sabes disfrutar, ya sabes que los versos más tristes se escriben desde ella. Besitos.
¿Qué haríamos sin la tristeza en nuestras vidas? Me voy a Portugal con la intención de oír cantar fados cuyo sentimientos motores son la nostalgia y la tristeza. Esta es azul.
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