—¿Viene del mercado doña Carmen?
—Sí hijo y cada día todo está más caro.
—Así es doña Carmen.
—Por cierto, hijo, tengo que decirte que Cervantes fue un cobarde.
—No doña Carmen, ya se lo he explicado otras veces.
—Un hombre de su talento arremete contra los cuatro locos que soñaban con aventuras y es incapaz de despellejar al Santo Oficio.
—Ya se lo dije, trabajaba para el rey recaudando impuestos.
—Por eso; era un vendido.
—Que no doña Carmen, también su mujer iba al mercado como usted a llenar la cesta de la compra.
—Me he leído su tesis doctoral y no me convence.
—Ah, yo ya he llegado. Adiós doña Carmen.
—Anda tome esta zanahoria, hijo. Tiene mucha vitamina igual se le aclaran las ideas.
*Toda la vida es un ayer
y todo encuentro es una pérdida.