Mostrando entradas con la etiqueta siesta. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta siesta. Mostrar todas las entradas

Siesta

29.9.05


Me cuenta un conocido que ha aprendido, tras el almuerzo, a echar la siesta mientras ve los anuncios de televisión. Me dice que como la publicidad cada vez se parece a sus sueños, al despertar es como si viera cumplidos sus deseos. Supongo que debe ser así y algunas mujeres cambiarán a sus ‘hombres’ porque no saben manejar la lavadora; otras se reirán mientras se demuestra que ‘ellos’ saben hacer dos cosas a la vez: el café y multiplicar la tabla del uno. Habrá madres que puedan quitar de la cabeza a sus hijas las tonterías que aprenden en televisión con un desparasitador y padres que hagan la comida y frieguen los platos. También como hay una edad para todo, la hay para tener una determinada marca de automóvil.

Sonidos

6.6.05


El sonido del hambre en las tripas alcanza los diez decibelios. Si pudiéramos sumar el ruido de los miles de millones de pobres para que sonaran al unísono, nos desvelarían de nuestra plácida siesta con un buen susto.