Suplantación
3.7.20
Lo mejor de todo este flirteo con las palabras es que, con el tiempo, he terminado por parecerle a la persona que las escribe.
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Escribimos para no dejar de ser quienes somos.
G. Deleuze:
«Quizá soy transparente y ya estoy solo sin saberlo...»
Thomas Szasz:
«Si tú hablas a Dios, estás rezando; si Dios te habla a ti, tienes esquizofrenia. Si los muertos te hablan, eres un espiritista; si tú hablas a los muertos, eres un esquizofrénico»
Marco Aurelio:
«Toma sin orgullo, abandona sin esfuerzo»
Albert Camus:
«La gente nunca está convencida de tus razones, de tu sinceridad, de tu seriedad o tus sufrimientos, salvo sí te mueres»
Charles Caleb Colton:
«Hasta que hayas muerto no esperes alabanzas limpias de envidia»
León Tolstoi:
«A un gran corazón, ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa»
Voltaire:
«La duda no es un estado demasiado agradable pero la certeza es un estado ridículo»
Mahmoud Al-Tahawi:
«La perfección es el pecado de los vanidosos. La torpeza la virtud de los indefensos»
Fénelon:
«Huye de los elogios, pero trata de merecerlos»
Antón Chéjov:
«Las obras de arte se dividen en dos categorías: las que me gustan y las que no me gustan. No conozco ningún otro criterio»
Bukowski:
«Que no te engañen, chico. La vida empieza a los sesenta»
2 apostillas:
No sé si hay un error en este pensamiento cuando dice que he terminado por "parecerle" ¿no sería "parecerme"? Si no es así, no acabo de entenderlo.
Por parecerle a ella -estimado amigo Joselu-, a esa persona que escribe y que es muy distinta, casi ajena, a mi yo real, social, laboral y familiar. Quería expresar, torpemente, que dentro de mí existe un yo escribiente muy diferente al que se percibe y se relaciona. Y con el paso del tiempo me voy identificando más a los textos que escribo.
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