Compró una paradoja como mascota para sus hijos. Ellos contentos le daban de comer contradicciones, incoherencias y antítesis. Creció y creció y se hizo tan grande que se produjo un hecho sorprendente: la casa se llenó de sentido común.
Fetiches
12.7.20
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
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4 apostillas:
Brutal. Muy bueno. Un abrazo
Lo paradójico es así, siempre imprevisible y estimulante de buenas vibraciones.
Un final espléndido.
Muy bueno me encantó.
Besos grandes al alma.
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