Efímeras palabras

7.7.20




Escribe Irene Vallejo en El infinito en un junco: «no había ningún afán de autoría: los poetas amaban la herencia del pasado y no veían razones para ser originales si la versión tradicional era bella. La expresión de la individualidad pertenece al tiempo de la escritura; por aquel entonces, el prestigio de la originalidad artística estaba en horas bajas». Disolverse en la palabra, improvisar sobre lo ya escrito, dejar que las historias ocupen toda la pantalla: Internet es el gran bardo de la modernidad virtual.




1 apostillas:

Joselu dijo...

Supongo que lo has leído por tu comentario de hoy. Es un libro muy hermoso, y tan hermosa como el libro es la zaragozana Irene Vallejo. Me asombró que en Roma, el griego siguiera siendo la segunda lengua, conocida por la parte culta de la sociedad. Me ha enseñado muchas cosas esta interesantísima obra.