—Que sean dos —interrumpió el acompañante.
—Siento decirle que hoy tampoco ha venido el dinosaurio. En cambio, el sujeto que está allí sentado se ha interesado por usted.
La pareja caminó hasta donde terminaba el establecimiento con las bebidas en la mano.
—Le presento a mi amigo Rulfo, tiene especial interés en entomología literaria —informó Monterroso.
El bicho sin levantar la cabeza les contó que Kafka no tenía predisposición a ningún trueque de zoofilia narrativa. Rulfo sacó de su bolsillo un gallo que picoteó la larva lectora.
—Los cuentos siempre deben tener un buen final. Aunque los dos estemos muertos en esta eternidad—explicó el mejicano.
1 apostillas:
Brillante. Muy bueno.
Un abrazo
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