A punto de sal

14.1.20



José Emilio trabaja en los fogones desde que era un adolescente. Para él la vida es como la comida que debe estar a punto de sal, algo que no deja de entrañar una cierta dificultad porque cada persona tiene un gusto diferente sobre qué comer y cómo vivir. 

Le pregunto, entonces, cuál es el secreto para acertar con cada plato y en cada momento, y me cuenta que para no resultar ni muy soso ni muy salado, antes de condimentar un guiso o un instante, contrasta su paladar con un sabor opuesto que lo deja en posición de apreciar el justo sazonamiento. 

Si aderezamos nuestros días en discrepancia de lo ácido, lo dulce, lo salado, lo agrio, lo picante y lo amargo, y los cocinamos con paciencia y amor, quizás logremos una buena digestión.



1 apostillas:

Albada Dos dijo...

Pues es un chef sabio. Me apunto a poner el toque de sal y azúcar a cada cosa de los días.

Un abrazo