Porfiada
30.1.20
Me demostró que estaba convencida a quitarse de en medio cuando le pregunté qué hacía subida en el taburete. «Quiero suicidarme», declaró con determinación. Entonces entendí que el ser humano es obstinado y que al suicida le corresponde una variante de esto. «No hay altura para hacer lo que piensas», le sugerí. «No importa, me lanzaré cuantas veces sea necesario», me respondió. «No será suficiente, lo sabes». Abundé en mi razonamiento. «Entonces me mataré de aburrimiento». Abatido abandoné la escena.
Etiquetas: historias, personajes, suicida, suicidio
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3 apostillas:
Siempre hay que perseverar no?
Eso es empeño, pero muy divertido en este caso
Un abrazo
El tercer recurso es definitivo...
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