Viva la juerga

24.10.18



Amé las fiestas y todo su ufano afán por divertirme. No lo niego, solo que quizás entonces tenían otro sentido dentro de una parca sociedad afanada en trabajar como tabla de salvación. 

Ahora, en cambio, observo que el ocio se ha convertido en una industria sobredimensionada y la diversión es, más que una propuesta, un modelo de vida. 

Así, celebración tras celebración, para olvidar lo que somos y lo que hacen que seamos, se genera un cálculo piramidal que, a ojo de buen cubero, se puede estimar como que un tercio de los días del año estamos conmemorando algún acontecimiento lúdico. 

Sumad, cumpleaños, onomásticas de parientes cercanos no o muy lejanos, aniversarios, invitaciones de amigos y compañeros de trabajo, comidas de empresa y de antiguos alumnos, presentaciones de libros y graduaciones, más fiestas de guardar en rojo. Sin descartar alguna celebración ‘sorpresa’ para cerrar este ciclo infernal de agasajos y cumplidos. 

Definitivamente, somos la sociedad del jolgorio y la fiesta.



2 apostillas:

Juan Poz dijo...

Y la coartada de los "celebrantes" es esa endemoniada justificación: ¡Pero si es solo una vez al año!

Albada Dos dijo...

Cansan tantas fiestas, si no producen de verdad la alegría que nos nutre. Odio la alegría impostada, también la de navidad.

Un abrazo