Defender el lenguaje

21.12.09



El poeta Pedro Salinas decía que «persona que habla a medias, piensa a medias, a medias existe», porque «adiestrarse en el uso de los recursos de comunicación intelectual y social latentes en el fondo de un idioma es capacitarse para cumplir íntegramente su destino como hombre.» El lenguaje como vehículo del pensamiento se ha atrofiado, en mayor medida, entre los jóvenes que hablan apoyados con muletillas y usan el lenguaje jeroglífico de los emoticones para los chat y la escritura sms para enviar mensajes. Un hecho que no parece preocupar a casi nadie (lo saben bien los profesores de literatura) como si no tuviera consecuencias en la sociedad, cuando en realidad es que a mayor pobreza de lenguaje la gente se hace más bruta y violenta debido a su incapacidad de expresar lo que lleva dentro.

8 apostillas:

Joselu dijo...

Es cierto, no hay entre los jóvenes conciencia de la riqueza de la lengua. Su habla y escritura es esquemática, terriblemente pobre, carente de matices y posibilidades, ortográficamente muy deficiente, léxicamente anémica, sintácticamente agramatical... Todo ello, como bien dices, es el soporte del pensamiento. Un lenguaje pobre revela un pensamiento pobre. Por otro lado, no constato inquietudes sociales o vitales que no vayan más allá del inmediato presente y su propia y corta experiencia. No son conscientes de la crisis del planeta, aunque en esto los adultos tampoco podemos presumir de lo contrario. Generaciones pasadas tenían en el lenguaje un espejo en que mirarse y al menos admiraban una lengua rica en expresiones, en modismos, en frases hechas, en refranes, en posibilidades expresivas. Hoy, a lo que veo, trescientas palabras sustentan a lo sumo todo el bagaje de un alumno de la ESO. Conoce más pero no las utiliza.

Juan Navarro dijo...

De acuerdo. Sólo añadir que, quien empobrece su lenguaje, se desproteje, se entrega a quien maneja la propaganda y controla la información, se convierte en esclavo, y no sólo de su ignorancia. La propaganda es una forma de terrorismo que, como todo terrorismo, arrebata al individuo su capacidad de decisión, es decir, su libertad y se la entrega a unos pocos, que la administran.

zim dijo...

Importantísima la cuestión que planteas en tu entrada. Me preocupa pensar que parte de la culpa seguramente la tenemos los docentes que no somos capaces de transmitir suficiente interés por el precioso instrumento de que estamos dotados (no he puesto coma después de docentes, porque los habrá que sí). Estoy de acuerdo también con los comentarios de Joselu y Juan Navarro y opino que quien empobrece su lenguaje no sólo se desprotege y dificulta el enriquecimiento de su propio pensamiento, sino que (aunque sea repetir parte de una entrada de mi blog) adolece de una minusvalía que le condicionará tanto y más que aquéllas a las que tanto tememos.
Un saludo.

Como te lo digo dijo...

nsrio t prc tl csa? joe kn pdr slins!! Io no soI Vruta! xDDD ajaja

a bn. ntndor. pok. pal. bstan xDDDD


Besoooooooooooos

Anónimo dijo...

No es sólo una carencia exclusiva de los jóvenes. Gente que hoy está entre los cuarenta y los cincuenta se quejan de todo el tiempo que perdieron estudiando lengua y literatura (no digamos ya latín o griego). Piensan que podrían haber empleado mejor ese tiempo aprendiendo cosas útiles, a saber: matemáticas, química, física, informática... y te escriben estas cuatro palabras sin acento, son incapaces de explicarte con un mínimo de coherencia parte de esos conocimientos tan útiles que sí les interesaban y (lógicamente) abogan por suprimir de la enseñanza media y superior toda asignatura o carrera "no productiva". En fin. Carvalho

Juan Poz dijo...

¡Qué generosidad, Francisco,pensar que llevan algo dentro!

Erne dijo...

Recuerdo a Orwell en 1984 y como se empeñaba el gran Hermano en ir quitando las palabras del diccionario.
Las palabras se pueden convertir en la mejor arma contra la opresión.

Arriba los profesores de Literatura!!!!
No desesperéis.

Salud y alegría.

V a v o dijo...

pero no es el español un latin degenerado?