La revolución cotidiana

14.12.09



El mundo no cambia de un día para otro. Es una larga tarea de siglos la que nos ha traído hasta este momento y la que nos alejará del mismo. Es por ello que siempre he pensado que los verdaderos cambios funcionan por el boca a boca, en la proximidad. La última premio Nobel de Literatura, Herta Müller, criticó en su discurso algunos de los aspectos del liberalismo económico y el incumplimiento de los derechos humanos, y dijo que la escritura no podía cambiar eso pero sí «hablar a cada persona, una por una», y no hay nada tan fuerte como ese hecho.

8 apostillas:

Kenneth Moreno May dijo...

"es una larga tarea de siglos la que no ha traído a este momento"..
bueno, con sinceridad yo no veo qué hay de bueno en este momento de la historia....

¿cómo ha mejorado la vida de la especie en esos siglos?

Puede que la vida de algunos haya mejorado, pero haciendo cuentas globales la miseria de la especie no ha disminuido

y toda la tecnología, todos los avances médicos y científicos que parecen haber mejorado el estado de la humanidad, también recuerdan al niño que tenia frio en la cabeza de noche y entonces jala la sábana para taparse la cabeza, y lo logra. Pero, en el proceso se destapa los pies (imagen sacada, lamentablemente, de Freud).

María dijo...

Supongo que cuando se emite un mensaje a una masa informe, es muy difícil, por no decir que imposible, que ese mensaje haga reaccionar y cambiar de una manera fulminante lo que piensa esa masa, a algunos, ni si quiera les llegará, pero va horadando...
En la proximidad y con la cercanía, el efecto es mayor. A corto plazo, a lo mejor es verdad que no ocurre nada, pero a la larga todo hace mella y creo que debemos ser optimistas, peor de como esta nuestra especie, es difíl, así es que sólo queda recapacitar y mejorar... Esos, mensajes ayudarán siempre.

Muchos besos.

Juan Navarro dijo...

De la relación dialéctica entre lo que afirmas y dice Muller, resulta que los cambios se alcanzan en un momento pero por acumulación de muchos esfuerzos. Mientras dura el trabajo pero no llegan los resultados, está la esperanza y, a veces, el desaliento, que no tienen sentido: es como si el electrón que espera acumular toda la energia necesaria para saltar de órbita desistiese de darlo antes de recibir el quanto completo.

Joselu dijo...

A veces me asombra en este mundo de los blogs cómo algunas ideas, algunos relatos, algunas reflexiones llegan a donde menos se espera y fructifican sorprendentemente. En el humilde escribir de cada uno se contienen a veces hermosas intuiciones que pueden cambiar el mundo lentamente. Es uno de los ámbitos de la revolución cotidiana que citas.

StraVaGantzZa dijo...

Hablar a cada persona que la lea, pero (y no es por ser negativa) últimamente la lectura se basa en los best-sellers.

Es complicado llegar a un público que sólo le interesa leer El Código da Vinci o El niño con el pijama de rayas.

Aún así, por pequeño o grande que sea su público, si llega a ellos ya ha conseguido una gran tarea.

Besos.

Juan Poz dijo...

Ese "una a una" es comparable a "la inmensa minoría" de la que hablaba JRJ. En resumen, poco más de una secta y bastante menos de una religión tradicional. En cualquier caso, nunca la vanguardia de la clase trabajadora. Como mucho, un círculo de cofrades entre los que nunca está claro, además, el canon.
Lo que es indudable es nuestra contribución a la convivencia pacífica y raciocinante. ¡Lástima, en definitiva, que nos gusten tanto las artes, casi todas ellas bien lejos del poder adquisitivo de la mayoría de nosotros!

Maria Coca dijo...

Si, también yo creo que las verdaderas revoluciones son las que se hacen de persona a persona, día tras día.

Besos lunáticos, amigo mío.

MJ dijo...

Hola. La fuerza de la palabra acompañada de un hecho es lo mejor que tiene el ser humano, siempre y cuando se haga de forma pacífica.
Saludos.