Remedo

7.12.09




«El plagio es la destilación del artista. La obra del plagiario el alambique. La distancia más corta entre dos obras de arte es el plagio. Porque entre dos piezas perfectas de una máquina no se concibe la inexistencia de un ensamble discontinuo y también perfecto», advierte el escritor Alberto Laiseca. Toda una distinción haber motivado el más mínimo interés de quien se molesta en reproducir un objeto creado hasta abrazarlo en su simulación. A fin de cuentas, como indica Cioran, «existir es un plagio.»

3 apostillas:

Juan Navarro dijo...

Si existir es un plagio, ¿será por eso que cada cual sólo existe cuando consigue matar a su padre? Algunos, al plagio, lo llaman interintextualizar. ¿Cómo se interintextualiza una vida?

Marta Domínguez Senra dijo...

Todo lo ahí expuesto o lo que he entendido, que no tiene por qué ser lo mismo ni mucho menos, me recuerda un poco a la defensa de Mario Vargas Llosa del impostor Enric Marco (aquel que se había hecho pasar por una víctima de los campos de concentración nazi). Su defensa está fundamentada en principios parecidos al que ostenta Cioran, los cuales antes que un órdago contra las ideas establecidas son ¿destilado? cinismo. Me parece.

Alyx Faderland dijo...

Conoci a una alumna de Laiseca, que escribe como los dioses, pero los textos de el realmente son inentendibles. Al menos para mi.
En cuanto al plagio, nadie mejor que el grupo Les Luthiers para definirlo.
Plagio = fuente de inspiracion.