En los últimos treinta años, cada vez que se marchaba de aquella oficina, tras una larga jornada de trabajo, sentía que olvidaba algo. Después recapacitaba: «mañana veré».
Un día no pudo aguantar más esa sensación y volvió para ver qué era. Entonces descubrió, asombrado, que se había dejado allí su vida, sentada en aquella silla junto a la mesa. La reconoció por ser tremendamente joven y entusiasta. Utópica y arriesgada. Pero sobre todo inusada. «Si pudiera recogerla», pensó. Y se marchó, entristecido. Más que nunca.
14 apostillas:
y no puede?
Que hermosas palabras... me invitaron a reflexionar... LA VIDA ES UNA SOLA... A VIVIR SE HA DICHO ENTONCES!!!
Se fue pensando "mañana la recojo"...
El tiempo nos enseña que el revolucionario es un canon en gestación.
siguio trabajando, sin poder disfrutar de la vida, tal como hacemos la mayoria.
muchas gracias francisco, la verdad que en este post reflejas perfectamente lo que es el trabajo
Pues a vivir se ha dicho!
Un beso
Lo malo es que ya somos demasiados los que llevamos esa sensación... pero vaya, la vida empieza cuando fichamos la salida del trabajo!
Acabo de renunciar, escupir en la cara al jefe y salir corriendo hacia la calle para agradecer que a tiempo logre leer este post, ahora si, a disfrutar...
Exelente historia.
Algo así es lo que dejamos en nuestro trabajo día a día, pero no hay peligro ni posibilidad de que alguien se dé cuenta.
Qué razón tienes compañero. La vida hay que vivirla sin dejar que nada te la robe, ni siquiera aquello que es imprescindible para vivir. Salud!
¿Que comes para escribir asi de claro? Jolines. De mayor quiero tener la claridad mental tuya. ¿O deberia tratarle de usted?
Sin duda alguna, debo tratarlo de Ud.
Se merece mi respeto, admiración, mas respeto y reconocimiento.
El espíritu faústico? Es triste (o no, aun no lo tengo claro), pero hagas lo que hagas, siempre te existirá ese "what if?"....
Absolutamente genial.
Es tristemente bonito. ¡Cuántos "mañana veré" existen cada día..!
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