Amebas

9.9.07




Cuando estudiaba biología era fascinante observar el mecanismo de la ameba por su sensata estrategia ante la vida. En ella se adivinaba la voluntad de un destino: atrapar cuerpos extraños hasta diluirlos en sí misma para continuar adelante.

Similar destreza para aquel corazón que hostigado por la dureza de algunos sentimientos extraños los fagocita hasta disolverlos en su interior y así poder latir a su ritmo.



3 apostillas:

Anónimo dijo...

Si, es verdad en cierta manera nos parecemos a las amebas, enfagocitamos nuestros sentimientos y nuestros pensamientos en vez de comunicarlos y compartirlos.

elHermitaño dijo...

Creo que lo hacen las amebas (eso de "atrapar cuerpos extraños hasta diluirlos en sí mismos") es justo lo opuesto a lo que hacemos nosotros: nosotros nos inmiscuimos en el grupo, en la masa, para no individualizarnos, para no ser nosotros mismos. Nuestra esencia no surge, así, entre la maraña de otras esencias, y silenciamos nuestro ser.

Es entrar a formar parte del todo, sin considerar nuestros propios "yoes".

[Nota: coño, que nota más asquerosamente psicoanalista...:)]

Joselu dijo...

De hecho es una estrategia, que aplicada a la vida, es inteligente. Somos seres permeables y nos vamos apropiando de ideas, sentimientos, pasiones, deseos ajenos... y los hacemos nuestros para latir a su ritmo. Borges en los Conjurados, un libro poético, escribía en uno de sus versos (cito de memoria) sobre el último instante de nuestra vida en que la suerte nos depararía el maravilloso instante de dejar de ser nosotros mismos, una terrible y pesada carga que hemos de sobrellevar durante toda nuestra existencia. Así, para acercarnos a ese instante, nos vamos apropiando de lo ajeno, para dejar de ser nosotros mismos y hacernos más múltiples y distintos.