Un infectado de peste era un maldito. Para evitar que la enfermedad-damnación se propalara entre quienes atendían a las víctimas de este mal, los médicos usaban una máscara profiláctica que recordaba a un ave apocalíptica, con unas gafas negras para filtrar el mal de ojo. Su espantosa presencia debía ayudar a morir del susto a los desahuciados, tras invocar la sentencia: «para poca salud, mejor ninguna».
Los médicos de la peste
7.9.07
Un infectado de peste era un maldito. Para evitar que la enfermedad-damnación se propalara entre quienes atendían a las víctimas de este mal, los médicos usaban una máscara profiláctica que recordaba a un ave apocalíptica, con unas gafas negras para filtrar el mal de ojo. Su espantosa presencia debía ayudar a morir del susto a los desahuciados, tras invocar la sentencia: «para poca salud, mejor ninguna».
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 apostillas:
Hola, desde Barranquilla, Colombia, te envío un caluroso saludo y mis felicitaciones por tu blog y por su contenido en especial. Te invito muy cordialmente a que visites el mio, donde están consignados mis poemas los cuales puedes utilizar si lo deseas, solo pido el credito al blog y al autor.
Espero tus valiosos comentarios.
www.mandalaspoemas.blogspot.com
Un abrazo,
Víctor González Solano
No hay mejor muerte que la rápida, si la máscara ayudaba, bienvenida :).
Publicar un comentario