Andaba yo griposo hace unos días cuando me encontré, felizmente, a mi amigo médico Jesús. Tener un amigo médico es como que te visiten en casa y no te cobren la consulta, siempre terminas preguntándole por cualquier achaque.
–¿Cómo te va? –me preguntó.
–Pues ya ves con un resfriado a cuestas. Para esto qué hay –le dije.
–Para eso –me respondió con una sonrisa irónica-, no hay nada mejor que el calor de pecho ajeno.
6 apostillas:
Di que sí!
Oye, yo necesito un remedio de esos :P
Así, muy abrazaditos dándose calor cualquier resfriado tiene que mejorar.
Lo que te contaré es real: anoche tosía yo como perro, al principio mi marido se desesperaba porque no lo dejaba dormir, cuando me abrazó quedé completamente ida y dejé de toser el resto de la noche.
y además de médico es sabio....
Qué buen amigo y qué buen médico. Yo me pido uno para reyes.
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