Uno de los actos que mantenía más viva a la tropa era la escritura de cartas personales y recibir las repuestas a dichas misivas. En la humedad silenciosa del cuartel que invadía todas las estancias oscuras y despobladas, los soldados garabateaban letras imprecisas sobre su relato cotidiano.
Joan era un soldadito de escasa presencia física que había perdido la sonrisa porque sospechaba que su novia le era infiel. A veces se confesaba y vomitaba toda su ternura mezclada con tristeza.
Un día lo sorprendí mientras escribía una carta en forma de espiral y le pregunté qué hacía.
–Escribo a mi novia –me respondió.
–Y por qué lo haces de esa forma.
–Quiere volverme loco pero no lo va a conseguir. Antes yo la vuelvo loca a ella.
6 apostillas:
Un colega psicoterapeuta siempre me advierte que no amo por miedo a no ser amada, de ahí mis relaciones en espiral, y ese complejo de mujer fatal,
Es un texto muy tierno, me encanta esa ingenuidad.
Estoy de acuerdo con veva, me ha parecido un texto muy tierno, genial, pero tras leer este post no he podido resistirme a leer un montón más, enganchada, todos tienen ese fondo, ese algo que te impacta duren párrafos o apenas una línea, como un suave toque que sientes durante un rato, me ha encantado tu blog. Grazie & Ciao.
Me temo que no lo consiguió. Si una mujer quiere volverte loco... normalmente tiene más oportunidades de lograrlo que lo contrario.
Muy bueno como siempre :) Pero si escribe en espiral, ya está loco :P
pero ya sabemos que él único que enloqueció fué el, porque ees el que ama el que lo hace....
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