Creo que ya aprendí a vivir, aunque a veces no me dejan.
Manejos
7.11.24
Con
las buenas ideas ocurre como con las herramientas, resulta necesario saber
usarlas.
Etiquetas: aforismo, herramienta, ideas
Entierro
3.11.24
La
flor de la orquídea cayó sobre la mesa y observó cómo la ingeniería de su
belleza quedó muerta. Las hormigas cargaron con su cadáver.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Inextricables
2.11.24
A
veces me gustaría escapar de este bullicioso mundo pero no puedo porque soy
este mundo.
La altitud de lo humilde
31.10.24
Antonio
Machado por boca de Juan de Mairena, su alter ego filosófico, decía: «Huid de
escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el
suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura»,
porque la línea donde se encuentran las miradas nos equipara por igual a todos
los seres humanos. Mientras que, por otro lado, no hace falta trepar, elevarse,
subirse a la tarima a pregonar ninguna creación literaria porque, una obra se
defiende por ella misma o por el calor y la devoción con la que la acogen
quienes la leen.
Etiquetas: Antonio Machado, Juan de Mairena, reflexión
Allende
29.10.24
La
curiosidad es lo que nos hace viajar más lejos.
Etiquetas: aforismo, curiosidad, lejos, viajar
La lectora
27.10.24
Pasó
la página de la tarde de otoño que le pareció triste y melacólica. En la
siguiente, más concentrada, leyó la noche. Las sucesivas estaban llenas de sueños
y se recreó en ellas porque le resultaron llamativas, con escenas que protagonizaba
y con simbolismos que no sabía interpretar. Hasta que llegaron las inquietantes
pesadillas que le aterrorizaron. Por fin, casi al final de su lectura, llegó al
amanecer y todo le resultó luminoso, lleno de bonitos colores que la animaron. Cerró
el volumen y al colocarlo en el estante se encontró encajonada entre dos
libros.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Gravitaciones
23.10.24
Pesa
el sentimiento no el pensamiento.
Etiquetas: aforismo, pensamiento, sentimiento
Esencias
20.10.24
La soledad le acompañó toda la tarde. Cogidos
de la mano pasearon por el parque y se conmovieron con la puesta de sol.
Subieron al mirador y en el quiosco de bebidas tomaron un tentempié.
Contemplaron la ciudad iluminada al fondo y escucharon su ruidoso concierto.
Entonces se miraron a los ojos, con esa ternura que se miran los enamorados.
Él, le propuso que le hiciera compañía esa noche y a ella le resultó imposible
cambiar de nombre.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos