Esencias

20.10.24

 

La soledad le acompañó toda la tarde. Cogidos de la mano pasearon por el parque y se conmovieron con la puesta de sol. Subieron al mirador y en el quiosco de bebidas tomaron un tentempié. Contemplaron la ciudad iluminada al fondo y escucharon su ruidoso concierto. Entonces se miraron a los ojos, con esa ternura que se miran los enamorados. Él, le propuso que le hiciera compañía esa noche y a ella le resultó imposible cambiar de nombre.



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