—Ah, señor Mario, si pudiera volver al liceo Miranda...
—Nos resignamos al momento único y feliz. Preferimos perderlo, dejarlo transcurrir sin siquiera hacer el razonable intento de asirlo. Preferimos perderlo todo, antes que admitir que se trata de la única posibilidad y que esa posibilidad es solo un minuto y no una larga, impecable existencia.
—En el arcón del pasado siempre se guardan cosas interesantes.
—Algunas cosas del pasado desaparecieron pero otras abren una brecha al futuro y son las que quiero rescatar.
—Es una forma de salvarnos a nosotros mismos.
—Aunque nos olvidemos de olvidar seguro que el recuerdo nos olvida.
—También cabe el silencio.
—Hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio.
—Donde oímos nuestro propio eco.
—Lo peor del eco es que dice las mismas barbaridades.
—Pero solo escuchamos aquello que queremos. Basta con mirar a toda clase de gente.
—Acá hay tres clases de gente: las que se matan trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse.
—No se preocupe, ya nos matará esta crisis.
—Quién lo diría, los débiles de veras nunca se rinden.
—El pesimismo cunde.
—Un pesimista es sólo un optimista bien informado.
—Entonces un optimista será un pesimista pero mal informado.
—Lo que ocurre es que cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.
—Y la vida es una interrogación eterna. Una respuesta sin forjar.
—Un sociólogo norteamericano dijo hace más de treinta años que la propaganda era una formidable vendedora de sueños, pero resulta que yo no quiero que me vendan sueños ajenos, sino sencillamente que se cumplan los míos.
—Los sueños no son propios sino de la cadena de consumo.
—No vayas a creer lo que te cuentan del mundo, ni siquiera esto que te estoy contando, ya te dije que el mundo es incontable.
—La vida, en cambio, sí tiene cuentas.
—La muerte se está vengando siempre de nuestras vacilaciones; la vida se compone de tres etapas, vacilar, vacilar y morir; la muerte en cambio no vacila frente a nosotros.
—Ni frente a nada.
—La muerte es una tediosa experiencia; para los demás, sobre todo para los demás. Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida.
15-M:« Los jóvenes se han vuelto jóvenes»
«Se puede imponer silencio o sentimiento, pero no poner límites» Madame Necker
Mostrando entradas con la etiqueta Madame Necker. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Madame Necker. Mostrar todas las entradas
La fuerza de la debilidad
22.5.12
Etiquetas: aforismo dialógico, Benedetti, Madame Necker
Suscribirse a:
Entradas (Atom)