La cena

23.3.25


Se juntaron una noche la coma elíptica y el coma etílico. Ella muy sobreentendida y él muy inconsciente, hacían una pareja peculiar. Habían quedado para cenar con una pareja amiga: él era corrector ortográfico y ella delirium tremens. Creo que la velada no acabó muy bien porque hubo faltas de respeto, descontrol, poca economía del lenguaje y alucinaciones.


2 apostillas:

Tracy dijo...

JAJAJA, ME PARTO DE LA RISA.

Joselu dijo...

Se juntaron una noche la coma elíptica y el coma etílico. Ella muy sobreentendida y él muy inconsciente, hacían una pareja peculiar. Habían quedado para cenar con una pareja amiga: él era corrector ortográfico y ella delirium tremens. La velada transcurría entre silencios incómodos y frases tambaleantes, hasta que el corrector ortográfico, harto de la incoherencia de la conversación, exclamó:
—¡Esto no tiene sentido ni estructura!
Delirium tremens se echó a reír con un eco que helaba la sangre y, en un descuido, derramó su copa sobre la mesa. El líquido comenzó a desbordarse, pero no era vino... eran palabras. Palabras sueltas, borrosas, que se mezclaban con las migajas del pan. "Caos", "olvido", "vacío", "fin".
La coma elíptica intentó salvar la situación:
—Bueno... siempre podemos dejarlo en puntos suspensivos...
Pero antes de terminar su frase, el coma etílico se desplomó sobre la mesa, arrastrando consigo al corrector ortográfico. Delirium tremens los miró con una sonrisa torcida y susurró:
—Al final, todos terminan perdiendo el sentido...

Y así, entre risas y palabras rotas, la noche se convirtió en un texto ilegible.