Atrapado

16.3.25


Me fingí muerto pero ya no resucité.



5 apostillas:

Joselu dijo...

Paco, conocido por sus retos extremos en las redes sociales, decidió probar algo nuevo: fingir su propia muerte para ver cuánta atención podía generar. Sin embargo, parece que se le olvidó la parte más importante del plan: resucitar.

Imagina a Paco en su tumba, esperando a que sus seguidores se desesperen y comiencen a hacer donaciones para su "resurrección". Pero, al parecer, Paco se quedó dormido y olvidó levantarse al tercer día. Sus fans, confundidos, comenzaron a preguntarse si todo era parte de un nuevo reto o si Paco realmente había dejado de fingir.

Mientras tanto, Paco seguía durmiendo, soñando con los likes y comentarios que no llegaban. Su plan de marketing había fallado estrepitosamente. Al final, Paco se despertó con un dolor de cabeza y un montón de notificaciones de "¿Estás bien?" en sus redes sociales.

La moraleja de la historia es que, si vas a fingir tu propia muerte, asegúrate de tener un buen despertador. Y si no resucitas, al menos asegúrate de tener un buen plan B... o un buen seguro de vida.

José A. García dijo...

Ni nadie lo esperaba.

Saludos,
J.

Francesc Cornadó dijo...

Fingir tiene sus riesgos.
Salud.

francisco m. ortega dijo...

Ja, ja, ja, buen micro amigo Joselu. Y como hoy es el aniversario del nacimiento de Vallejo, aquí dejo esto: Masa

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporose lentamente,
abrazó al primer hombre; echose a andar…

Anónimo dijo...

Este microrrelato habla de las consecuencias de evadir la realidad y cómo, al intentar escapar, podemos quedar atrapados en un estado de no-vida, perdiendo nuestra esencia o nuestra capacidad para reconectar con el mundo. Es una historia minimalista pero profundamente reflexiva sobre las decisiones que tomamos y sus efectos a largo plazo. También puede leerse como una reflexión sobre la alienación o la pérdida de sentido. El personaje se desconectó tanto de su entorno que ya no pudo "volver a la vida", quedando atrapado en una trampa existencial.