Cambiando la hora
27.10.19
Adelantó cada uno del centenar de relojes que guardaba en la casa un minuto sobre el anterior, desde la planta baja hasta la buhardilla, de forma que cuando hizo el recorrido inverso los relojes marcaban siempre la misma hora, experimentando la sensación paradójica de que el tiempo se había detenido o que volvía a vivir una temporalidad similar a la ya sentida. Un presente inmutable mientras se desplazaba por cada espacio diferente. Era un ensayo para determinar la percepción de su existencia, en la cual tenía la impresión de estar atrapado eternamente.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
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3 apostillas:
Inquietante, porque es así, nos deja una hora vivida ya.
Un abrazo
Esto del cambio de horario no es muy bueno, aunque sinceramente extrañaba este horario mas que el anterior y cuesta trabajo adaptarse rápido a esto.
El tiempo es ilusión, la vida es ficción, todos estamos muertos antes de nacer.
Y después también.
Saludos,
J.
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