Retropropulsión

17.11.18



Declino, educadamente, una invitación para formar parte del jurado de un certamen literario. No me siento capaz de juzgar a nadie, a pesar de como lector puedo ser muy exigente. 

Entonces pienso en lo frustrante que puede ser para algunas personas que su creación no merezca un cierto crédito, un aliento y sea apartada hasta el limbo de la insignificancia. 

Ahora recuerdo episodios de frustración a los que me hube de enfrentar cuando, por el juicio de algunos lectores de mis escritos, esas obras eran condenadas y denigradas. 

Aunque al principio me quedaba un poco frío, a la larga el efecto que provocaba en mí, era como cuando tiras hacia atrás de la goma de un tirachinas para salir propulsado con más fuerza.

En la vida las contrariedades deben alimentar el empeño para seguir, con más brío, hacia adelante.



2 apostillas:

Juan Poz dijo...

¡Pues ahora imagínate lo duro que ha de ser para un profesor de Literatura haber de decirle a los entusiastas aprendices de escritores, que le llevan, ilusionados, sus *monstruos, que están, precisamente, en los balbuceos iniciales de un larguísimo camino!


*7ª acepción...

Albada Dos dijo...

la crítica constructiva es parte del aprendizaje, y se ha de aceptar de buen grado, porque te hace crecer. Puede que muchas puertas cerradas en las narices desmotivan, pero la lectura es que debemos mejorar.

Un abrazo