Last Tango in Paris

28.11.18



El frío nocturno de la ciudad universitaria nos recibió al salir. Las calles no parecían las mismas que antes de entrar a la sala de aquel cine de arte y ensayo. La película nos había dejado helados por dentro y en el vaho de nuestras palabras se podía adivinar la sordidez del momento. La fama que precedía aquel filme nos arrastró hasta allí y después de más de dos horas nos escupió al mundo, para que pudiéramos conjeturar todo lo que unas mentes de dieciocho años no podían asimilar. 

Convulsos, caminamos por las calles vacías, hijos de la última sesión de una película crepuscular que nos confundió con aquella historia, de amor y violencia, de personajes desolados, y que nos dejó casi sin habla. Después levantamos las alas de la imaginación y cada cual contó la película que vio camino del piso de estudiantes. Esa noche las sábanas estuvieron más frías que de costumbre. 

Lo que se supo décadas después nada tiene que ver con aquel momento que vivimos, ni con aquella narrativa truculenta tan atormentada y pasional.



1 apostillas:

Albada Dos dijo...

Film que hizo que muchos españoles fueran a Perpinyán. La realidad es que cada uno que hizo ese viaje, iniciático en parte, seguro que recuerda más y mejor los paisajes y las sensaciones del propio viaje más que la película.

Un abrazo