Entregas

10.11.18



Cada noche, cuando este blog se actualiza, lejos de aquí, a unos doce mil kilómetros de distancia, a punto allí de abrirse la mañana, una persona para mí entrañable, lee estas letras. ¡Qué confusión de sentimientos al pensar en este prodigio humano! La noche agrieta su obscura cáscara para dejar salir la luz del día mientras mi día se hunde en el pantanoso sueño. 

Pienso en ella y en su familia y amigos, tan distantes y distintos a mí. Mares de arroz, campos marinos con peces de colores, sonrisas a flor de piel. La extraña lejanía de lo lejos.

En este vertido de palabras, molde de mi pensamiento, me expongo ante vuestros ojos para ser redimido por la lectura.

Es una exhortación del tiempo poseído e ido a la vez, que me complace dar a quien se quiera dar con su generosidad a él.



1 apostillas:

Albada Dos dijo...

La distancia, aún siendo enorme, es salvable. Esos seres queridos cuyo horario es tan diferente, seguro que leen tus apostillas y sonríen.

Un abrazo