—Mire solo soy un tapicero de sofás pero cuando la gente se tumba en ellos pienso que no son los mismos que cuando andan eréctiles.
—Creo sencillamente que alguna parte del yo o del alma humana no está sujeta a las leyes del espacio y del tiempo.
—¿Es cuestión entonces, señor Jung, de admitir aquello de lo que no somos conscientes?
—Lo que niegas, te somete. Lo que aceptas, te transforma.
—Eso parece una camisa de fuerza.
—Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad... lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino...
—Las contingencias del azar se vuelven a cruzar en el camino...
—En lo que no es posible alcanzar, el único sentido de la existencia humana consiste en encender una luz en las tinieblas del mero ser.
—¿Esa luminaria en la mesita de noche ilumina a cualquiera?
—De una manera u otra somos partes de una sola mente que todo lo abarca, un único gran hombre.
—En cambio no parece que esa fórmula de la unicidad funcione.
—El zapato que va bien a una persona es estrecho para otra: no hay receta de la vida que vaya bien para todos.
—Eso lo vemos cuando miramos a los demás.
—Todo lo que nos irrita de otros nos lleva a un entendimiento de nosotros mismos.
—A pesar de ello chocar con el otro es irremediable.
—El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman.
—¿Ese es el premio?
—La realización de los premios de nuestra sociedad es ganada con el costo de una disminución de la personalidad.
—¿Por eso hay quien se aleja de la recompensa social?
—Todos nacemos originales y morimos copias.
—Eso a pesar de hay quienes se empeñan en lo contrario. Ya sabe, los que imaginan...
—Sin jugar con la fantasía nunca ha nacido ningún trabajo creativo. La deuda que tenemos a la obra de la imaginación es incalculable.
—La deuda la tenemos con la vida, por eso nos morimos.
—Desde la mitad de la vida hacia adelante, solo permanece vital aquel que está preparado para morir con vida.
—Eso no parece muy vitalista.
—La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir.
—¿Eso cree?
—Yo no creo, yo sé.
15-M:«
Basta ya que tengo dignidad»
«Maximalista, pesimista» Joseph Roux