Postreras palabras

1.11.10



Apócrifas o auténticas estas fueron las últimas palabras atribuidas a geniales escritores:


Antón Chéjov: me muero.

Honoré de Balzac: Quíteme esta almohada. Ya no la necesito.

Lord Byron: Ahora yo me iré a dormir. Buenas noches.

Vicente Huidobro: Tengo miedo.

Serguei Esenin: morir en esta vida no es nuevo,/ pero tampoco es nuevo el vivir.

Henry James: Al fin, esa cosa distinguida.

Ramón María del Valle-Inclán: España no está aquí, está en América, En México está la esencia más pura de España.

James Joyce: ¿En serio nadie la entiende? (en referencia a su obra 'Finnegans Wake').

Franz Kafka: Máteme, sino usted es un asesino (dijo a su médico).

François Rabelais: ¡Que baje el telón, la farsa terminó!

Camilo José Cela: ¡Viva Iria Flavia!

Dylan Thomas: Me he bebido dieciocho vasos bien llenos de whisky. Eso es un record. Eso es todo lo que yo he conseguido en 39 años.

Edgar Allan Poe: Que Dios ayude a mi pobre alma.

Walt Whitman: “¡Mierda!”.

Gertrude Stein: ¿Cuál es la respuesta? Después de meditarlo un momento, dijo: Y, en ese caso, ¿cuál es la pregunta?

Finalmente, añadiré una más: morir es un sinvivir.



4 apostillas:

zim dijo...

Tengo miedo ... el menos original, quizá. El más humano, sin duda. Un miedo tan amplio y tan profundo, que debe incluir el temor al instante de sufrimiento físico, el temor a la soledad, al absoluto, a la nada, a la oscuridad, a la ausencia ... TENGO MIEDO, cómo no tenerlo.

Mari Carmen Caamaño dijo...

Tendré que pensarme una para el día de mi muerte. Seguro que se me ocurrirá algo brillante en ese momento.
Sino siempre me valdrá: -Mierda!

Juan Poz dijo...

Me llama la atención la tenua frontera entre "las últimas palabras" y el "epitafio". Pocas de aquéllas se convierten en éste, y éste, como es de rigor mortis, nunca puede convertirse en aquéllas, aunque haya muchas veces en que parezca que se produce el prodigio y se confunda en la memoria de las gentes qué fue primero y de quién, porque no siempre aciertan a dejar escrito su epitafio las personas. Con todo, las últimas palabras, apócrifas o no, se las oímos decir esculpidas en mármol, e incluso a veces escupidas... He descubierto que se trata de un genero literario, el epitafio, del que esta todo prácticamente por escribir. ¿Alguien se anima?

franco dijo...

A mí también me interesa este género, próximo al epitafio, como dijo Juan Poz. Siempre recuerdo las de Kosinsky instantes antes de que el suicidio se terminara: I am going to put myself to sleep now for a bit longer than usual. Call it Eternity; y las de Pessoa: I know not what tomorrow will bring. El epitafio de Locke también me causó gracia... decía algo así como que si buscaban virtudes, no las encontrarían en él, y que si buscaban vicios, mejor no buscaran jaja