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11.11.10



Si la memoria es un derecho para que no se diluyan las injusticias y las atrocidades, y se recuerde a quienes fueron víctimas de ellas, llegada la era de Internet nos debe amparar otro derecho: el de borrar todas las insensateces y estulticias que circulan por la red albergadas en máquinas sin conciencia ni humanidad, y a las que deberíamos suministrar la capacidad de olvidar.

Apuntan los expertos que debe preocupar menos la fugacidad de nuestros registros digitales que el peligro de una memoria virtual sempiterna e imborrable. Más cuando el ciberespacio recoge contenidos humillantes en redes sociales, como Facebook, de personas que no tendrán una segunda oportunidad de lograr un trabajo por lo que informan sobre ellas. O como en Google donde la huella digital de todo lo que hemos buscado permanece indeleble.



2 apostillas:

Joselu dijo...

Es cierto, el usuario de internet está inerme frente a la memoria de sus enlaces que quedan registrados quién sabe hasta cuándo. El problema además estriba en que somos muy incautos en dejar constancia de nuestra intimidad por medio de fotos, comentarios, etc, pero al autor de este blog -extraordinario bloguero- no hay peligro de que lo encasillen puesto que todos sus posts son un prodigio de indefinición por la apertura en que deja sus reflexiones que quedan abiertas a la definición de sus comentaristas que son los que se definen. Dicho y escrito con el mayor respeto y afecto.

Míkel F. Deltoya dijo...

Es mayor la capacidad del humano por aprender que el de las máquinas por olvidar... si tomamos en cuenta que el primero alimenta de información al segundo, entramos en un círculo vicioso lleno de contradicciones.
La vida misma es una lucha de fuerzas, desde lo mínimo a lo extraordinario...
desde los spams que dicen "Hola buen blog, pásate al mío besos" hasta la lucha interminable entre vándalos que borran o editan wikipedia y los que la corrigen.

Saludos Francisco, nuevamente me has puesto a pensar.