Dadivosidad

12.9.10



Cada vez que pasaba por aquella boca de metro escupía en el sombrero vacío del pedigüeño. Harto el mendigo de ver el gesto repetido, un día le preguntó por qué lo hacía. «Yo al menos te regalo mi desprecio, el resto nada.»



7 apostillas:

Juan Poz dijo...

Dadisalivosidad..., nietzscheana.

Joselu dijo...

Un cuento macabro, a fe mía.

Isabel dijo...

y cuanto tiempo tengo que estar asi, atada a algo que no puedo ver?

Chula dijo...

Cierto es que algunas personas consideran la indiferencia como peor castigo.

Chula dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Maria Coca dijo...

Cuánta dureza... pero estamos rodeados de ella.

Besos de lunes.

Cervecerix dijo...

Los regalos se pueden aceptar o no. Ofenderte por un regalo que no quieres es aceptarlo.