Pangayo

31.7.09



Hombre con un estricto sentido del cumplimiento, cada vez que pasaba un entierro por la puerta de su taller, se despojaba de su bata blanca y dejaba la tarea para acompañar al finado hasta el límite de la población donde se despedían los entierros, fuera o no conocido difunto. Hábil relojero su verdadera destreza, casi virtud, residía en poner a funcionar todo tipo de relojes, incluidos aquellos que volvían a dar la hora con menos piezas que las que componían su mecánica original.

La historia me vino a la mente el día que leí el Principio de Equivalencia y curvatura del espacio-tiempo de Minkowski que refería que «a partir de ahora el espacio por sí mismo, y el tiempo por sí mismo están condenados a desaparecer como meras sombras y sólo una cierta unión de ambos preservará una realidad independiente».

Para Pangayo fabricar relojes vacíos de mecanismo y que dieran la hora hubiera equivalido a encarcelar el tiempo curvo en una esfera de reloj.


5 apostillas:

María dijo...

Francisco,
Esta vez has conseguido, la cuadratura del círculo...
¡¡Enhorabuena!! Quizá no se enteren muchos de tú logro, pero da igual, LO HAS LOGRADO.
Un besazo.

Malo Malísimo dijo...

Si es que lees unas cosas... claro despues querrás gatos temporales con 12 horas de desajuste.

Anónimo dijo...

bravooooooooo!!!!

que bonita te quedo esta!
me gusto, me gusto mucho.

un beso

Le Mosquito dijo...

Precioso y creíble. He conocido a Pangayo.

Antero dijo...

"relojes vacíos de mecanismo": qué imagen.