El doctor Alexander Aksakof conjeturó, entre sus múltiples teorías sobre la espiritualidad, que tras habitar un espacio por un determinado tiempo y ligarse al mismo de manera emotiva, tras un alejamiento, quedaba olvidada una especie de piel inmaterial como quien se despoja de una vestimenta anímica. Aksakof daba a entender que el discurrir vital deja nuestros despojos existenciales por todos los rincones.
La piel olvidada
12.6.09
El doctor Alexander Aksakof conjeturó, entre sus múltiples teorías sobre la espiritualidad, que tras habitar un espacio por un determinado tiempo y ligarse al mismo de manera emotiva, tras un alejamiento, quedaba olvidada una especie de piel inmaterial como quien se despoja de una vestimenta anímica. Aksakof daba a entender que el discurrir vital deja nuestros despojos existenciales por todos los rincones.
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5 apostillas:
Tambíen se dejan despojos existenciales en los espacios inmateriales, por ejemplo en esta bitacora.
Suena budista. El apego generando sufrimiento. ¿Nomadismo como solución?
Esos despojos existenciales residen fundamentalmente en las personas que nos recuerdan. Fuera de ellas, el silencio y el vacío es total. El arte o la ciencia es capaz de perpetuar nuestro discurrir vital. Siempre me emociona pensar que las Coplas de Jorge Manrique les eternizaron a él y también a su padre a quien estaban dedicadas. ¿Es la vida de la Fama como decía Manrique? ¿Hay otra vida trascendente que va más allá de la perecedera de la Fama o el recuerdo?
Pues yo pienso, que el doctor este, tiene más razón que un santo.
Uno va creando lazos afectivos casi sin darse cuenta, que en realidad al crearse, van dejando pedacitos de uno mismo, si la cosa termina de mala manera, de alguna manera algo se muere de uno, que queda ligado a esa relación que también murió.
Así es que creo que es verdad, que el mundo está lleno de despojos y de trozos de corazón.
Un abrazo.
Ofidios somos, a fe, y por lo tanto divinos, y vamos cambiando de piel cada vez que renacemos tras las experiencias límite que vivimos, incluso sin darnos cuenta de ello. Sí, estamos adheridos a los espacios por los que hemos reptado, y quien quiera evocarnos, revisitándolos, acabará encontrándonos.
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