Dipsómana

10.2.07




Amelia, una mujer mayor, escéptica y vital, que charla conmigo cuando nos encontramos en esa ágora moderna que es el supermercado, me confiesa: «cuando pienso en todo el vacío que nos queda por delante me da por emborracharme de vida cada mañana».



7 apostillas:

exLyda dijo...

Emborracharse de vida. Interesante, auqnue a mí sólo me quede ahogarme en muerte. Lo bueno es que hay muchos que sí tienen la fuerza para seguir adelante, para enfrentar al vacío del futuro. Algún día les heredaré mi aire, ojalá que hagan buen uso de él.

Anónimo dijo...

Amelia es una mujer valiente. Otros, en su lugar, simplemente se emborrachan.

Anónimo dijo...

La gracia esta en que cada uno decide con que llena el vacio que nos queda

Anónimo dijo...

Me diste una buena idea :)

Anónimo dijo...

Esa es la actitud, la optimista, y por qué no, la realista. Me encanta.

Cervecerix dijo...

A mi eso me ocurre a pequeña escala: al despertar me emborracho de vida y al caer la noche se me pasa de golpe la borrachera y vuelvo al mundo real que por desgracia no es de color rosa :-P

Joselu dijo...

A eso se le llama lucidez.