Una pragmática medieval proclamaba que, en estados carenciales de comida, bebida, afecto, y sexo, las personas que se dedican a la creación literaria aumentan su producción artística, no sólo en cantidad sino en profundidad. Era como una especie de ayuno de los sentidos.
Pensaban que la saciedad conducía a anular la pulsión creativa sin más explicación y a falta de endocrinólogos. Es decir que el hartazgo de los sentidos puede conducir a los artistas a una profunda lasitud.
6 apostillas:
Puede parecer muy chocante pero si se medita bien se pueden sacar reflexiones muy ciertas al respecto.
¿Tendremos que probar? Saludos cordiales.
Las mejores obra de la literatura universal han sido escritas en tiempos pasados en circunstancias nada favorables. El Quijote fue concebido en una cárcel como recordamos. Muchos autores han sufrido persecuciones y han tenido que arriesgar su vida o la han puesto necesariamente al borde del abismo. Puede ser que la creación necesite algo de estados carenciales o en el límite. En él es cuando el ser humano da lo mejor (o lo peor) de sí mismo. Nuestra ideología de la saturación, del empacho, de la saciedad, sin duda no es muy provechosa. El ser humano se hace pequeño cuando tiene todo por supuesto. La necesidad es instructiva y creadora (pero nadie la deseamos).
No soy artista, así que no sabría decirte...
fifty
fifty.
yo con el estómago lleno
y el hígado mojado
incluso a veces escribo
poemas absurdos.
abrazos.
Vaya, vaya, por eso últimamente tengo el blog abandonado... No se puede tener todo el la vida...
Publicar un comentario