Dormir a pierna suelta

8.2.16



Es difícil acostarse y tranquilizar la conciencia de todas las personas que nos habitan. A mí, por ejemplo, me desvela cada noche un individuo distinto. La última madrugada me tuvo en vigilia el hijo responsable por la salud de sus progenitores. Otras veces es el amigo, el compañero, el cónyuge, el hermano o el padre. También el ciudadano y el vecino, el que va a trabajar y el solitario, incluso el que garabatea en este 'blog'. No sé cuántos yoes hay distintos que, en insomnio perpetuo, no me dejan dormir, a pierna suelta, como cuando era un niño. Debe ser que, como afirmaba Cees Nooteboom, «de todos los hombres que es uno, alguno duerme y los demás velan. Cuantos menos hombres se es, más y mejor se duerme».



Satánico

7.2.16



Cada vez que se extraviaba algún objeto dentro de la casa hacía un nudo en la esquina de un pañuelo. Era un método aprendido de su abuela quien le enseñó cómo encontrar las cosas perdidas. La técnica consistía en atar, de manera simbólica, los testículos al diablo, en un sortilegio para desmontar la conjura de las pérdidas, y no desanudarlo hasta que la cosa extraviada apareciera.

La frecuencia de los enseres desaparecidos creció con el paso de los días y fue tal su habilidad en hacer ataduras que todas las telas de la casa aparecían anudadas. Al final para no desaparecer ella se ató a sí misma.



Inconclusos

6.2.16



Según Filisco de Égina, pensador cínico, «todo lo inacabado alimenta el ingenio». La perfección es la totalidad del mundo y su muerte.


Verdadera invención

5.2.16



El escritor austriaco Peter Handke, afirma que «toda esa escritura de reportaje que pretende reproducir en escala de uno por uno la realidad es falsa: no existe la reproducción uno por uno. La invención, la ficción son la verdad». La realidad está hecha de ficciones.



Paliativo

4.2.16



¿La calma amortigua el dolor?




Paseo con un extraño

3.2.16



—¿Anda buscándose señor Montaigne?
—Yo no me encuentro a mí mismo cuando más me busco. Me encuentro por sorpresa cuando menos lo espero.
—Es una forma de ganar.
—Siempre he observado que para triunfar en la vida hay que ser entendido, pero aparecer como tonto.
—Pero es necesario saber.
—Saber mucho da ocasión de dudar más.
—¿Y sentir?
—Una prueba de la propia bondad está en confiar en la bondad de los demás.
—Y en la honradez.
—Toda persona honrada prefiere perder el honor antes que la conciencia.
—Para eso hay que alcanzar un cierto conocimiento.
—El signo más cierto de la sabiduría es la serenidad constante.





Apresto

2.2.16



La vida es una preparación para el siguiente paso.



Distraídos

1.2.16




Hermann Alexander Graf Keyserling opinaba que «cuanto más creativo es un hombre, más rutinario es en los detalles insignificantes de su vida; lo que importa es que no le distraigan su atención». Metódico en las rutinas, el tiempo ahorrado lo invierto en la creatividad.










Narrador

31.1.16



A cada persona con la que se paraba a hablar en la calle le pedía que le contara una historia. Y terminó por transformase en un libro viviente.


Imperecedero

30.1.16



La pensadora Axiota Fliasia afirmaba que «la eternidad es un instante perpetuo». Lo perdurable es el momento no lo sempiterno.



Tasa

29.1.16



El peaje de escribir es abrir un hueco en la soledad, distanciarte de todo, hasta de lo que eres.



Meditación

28.1.16



¿Sin especulación no hay nueva observación?


Paseo con un mago de las letras

27.1.16



—¿Señor Rulfo, fue usted un escritor ilusionado?
—¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido.
—Lo que sí fue, no lo puede negar, es un ilusionista.
—Todo escritor que crea es un mentiroso; la literatura es mentira, pero de esa mentira sale una recreación de la realidad; recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación.
— ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
—Como todos ustedes saben, no hay ningún escritor que escriba todo lo que piensa, es muy difícil trasladar el pensamiento a la escritura, creo que nadie lo hace, nadie lo ha hecho, sino que, simplemente, hay muchísimas cosas que al ser desarrolladas se pierden.
—¿Y su método de trabajo?
—Se trabaja con imaginación, intuición y una verdad aparente; cuando esto se consigue, entonces se logra la historia que uno quiere dar a conocer. Creo que eso es, en principio, la base de todo cuento, de toda historia que se quiere contar.
—¿Y la imaginación?
—La imaginación es infinita, no tiene límites, y hay que romper donde se cierra el círculo; hay una puerta, puede haber una puerta de escape, y por esa puerta hay que desembocar, hay que irse.
—También está la intuición.
— Concretando: se trabaja con imaginación, intuición y una verdad aparente; cuando esto se consigue, entonces se logra la historia que uno quiere dar a conocer.
—¿Novela o cuento?
—La novela, dicen, es un género que abarca todo, es un saco donde cabe todo, caben cuentos, teatro o acción, ensayos filosóficos o no filosóficos, una serie de temas con los cuales se va a llenar aquel saco; en cambio, en el cuento tiene uno que reducirse, sintetizarse y, en unas cuantas palabras, decir o contar una historia que otros cuentan en doscientas páginas.
—¿Es usted un escritor social?
—Los problemas sociales se pueden plantear de una manera artística. Es difícil evadir de una obra el problema social, porque surgen estados conflictivos, que obligan al escritor a desarrollarlo.
—La muerte de lo escrito es el olvido.
—Conforme se publica un cuento o un libro, ese libro está muerto; el autor no vuelve a pensar en él. Antes, en cambio, si no está completamente terminado, aquello le da vueltas en la cabeza constantemente: el tema sigue rondando hasta que uno se da cuenta, por experiencia propia, de que no está concluido, de que algo se ha quedado dentro; entonces hay que volver a iniciar la historia, hay que ver dónde está la falla, hay que ver cuál es el personaje que no se movió por sí mismo.




Coherencia

26.1.16



De mis contradicciones vengo y a mis contradicciones voy —remedando a Lope de Vega— porque ellas me han hecho ser lo que soy.




Eruditos

25.1.16



Afirmaba Umberto Eco que «los intelectuales no resuelven las crisis, más bien las crean». No es su función, entiendo. Su ocupación la veo más como instructores del pensamiento, animadores de la dignidad, entrenadores de la reflexión.



Superación

24.1.16



Decidió no dejarse dominar por los complejos. Ni por los simples.



Defección

23.1.16



El pensador Timolao Ciziceno señaló: «solo quien se traiciona conoce su verdad». La deslealtad con uno mismo es una apostasía contra el yo.


La densidad de las palabras

22.1.16



Igual que un corcho flota en el agua son las palabras. Solo las hunden en nuestro interior el peso de aquello que nombran.


Exhortación

21.1.16



¿Pedimos consejo para que nos den aprobaciones?



Paseo por el jardín de las quimeras

20.1.16



—En todas las épocas hay personas que no piensan como los demás. Es decir, que no piensan como los que no piensan.
—Pensamiento distraído, diría yo.
—Exageráis la hipocresía de los hombres. La mayoría piensa demasiado poco para permitirse el lujo de poder pensar doble.
—Son hijos de los tiempos, señora Yourcenar.
—Escucha con la cabeza, pero deja hablar al corazón.
—No siempre es así.
—Era demasiado joven para sospechar que la existencia no está hecha de súbitos impulsos y de obstinada constancia, sino de compromisos y de olvidos.
—Hablamos de sentimientos que adeudamos a la obligación y la memoria.
—Existe entre nosotros algo mejor que un amor: una complicidad.
—Estamos confabulados con la existencia.
—No vemos dos veces el mismo cerezo ni la misma luna sobre la que se recorta un pino. Todo momento es el último porque es único. Para el viajero, esa percepción se agudiza debido a la ausencia de rutinas engañosamente tranquilizadoras, propias del sedentario, que nos hacen creer que la existencia va a seguir siendo como es por algún tiempo.
—Pero somos seres instruidos, automatizados en nuestro comportamiento.
—Hay que desconfiar de las fórmulas, hay que observar más que juzgar.
—Tendemos a la adjetivación del opuesto.
—La moral es una convención privada; la decencia, una cuestión pública.
—Y luego está todo lo contradictorio que se nos viene encima.
—Cuando un objeto me repugna lo convierto en tema de estudio, forzándome a extraer de él un motivo de alegría.
—Muchas personas se encasillan solas por su incultura.
—Un ser humano que lee, que piensa o que calcula pertenece a la especie y no al sexo; en sus mejores momentos llega a escapar a lo humano.