Fue
un frenazo brusco que no esperaba del coche que estaba delante. Todo pareció
detenerse en ese instante y la realidad se congeló. Cada detalle de la escena
se fotografió presintiendo el desastre en plena quietud. En ese momento alguien
se acercó y me dijo: «Oiga, no se puede estar parado en mitad del tiempo».
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