Mojados de amor

27.9.15



Tras la lluvia de besos apareció el arco iris de su sonrisa.

Mercantilismo

26.9.15



El cineasta Jim Jarmusch defiende que «nada es original. Roba de donde sea que resuene en tu inspiración o encienda tu imaginación. Devora películas viejas, películas nuevas, música, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones aleatorias, construcciones, puentes, señales de tránsito, árboles, nubes, lagunas, luces y sombras. Selecciona sólo cosas para robar de aquello que le habla directamente a tu alma. Si haces esto, tu trabajo (y robo) serán auténticos. La autenticidad es invaluable; lo original no existe. Y no te molestes en ocultar tu robo –celébralo si te apetece. De todas formas, siempre recuerda lo que Jean-Luc Godard dijo: lo importante no es el lugar de donde tomaste cosas, es a dónde las llevas». Las ideas no son de nadie por mucho que la industria cultural quiera apropiarse de ellas para negociar y enriquecerse.



Novelados

25.9.15



«Cada día escribimos una página del libro de nuestras vidas. No olvides que es mejor escribir buenas historias aunque no falten momentos de los que hay que pasar página rápido». Siempre recordaré esta enseñanza de aquel viejo profesor cuyo nombre el tiempo ha borrado.



Resonancia

24.9.15



Será como Karl Kraus señala, que «la literatura existe cuando algo pensado es al mismo tiempo algo visto y algo escuchado. Se escribe literatura con el ojo y con el oído. Pero debe ser leída para que sus elementos se enlacen. Solamente al lector (y sólo a aquel que es un lector) se le queda en la mano. El lector piensa, ve y escucha, y recibe la vivencia en esta trinidad que el artista le dio a la obra. Se debe leer, no escuchar, lo que está escrito. Para reflexionar acerca de lo pensado, el escucha no tiene tiempo, así como tampoco lo tiene para volver a ver lo que ya vio. Pero bien podría hacerse el sordo con lo que escuchó. Sin duda un lector también escucha mejor que un escucha. A éste sólo se le queda una resonancia. Ojalá que esa resonancia resuene con suficiente fuerza como para convertirlo en lector, y que así pueda recuperar lo que desaprovechó como escucha». La literatura es algo sentido fuera de la atenazante mentira de los críticos y del mezquino negocio editorial.



Supervivientes

23.9.15



¿Qué nos hace sobrevivir, ser adaptativos o ser obstinados?



Sátira utópica

22.9.15



—¿Qué fue primero señor Butler, el huevo o la gallina?
—Una gallina es el medio que un huevo tiene de crear otro huevo.
—Es un debate para creyentes.
—Una mente crédula encuentra el mayor deleite en creer cosas extrañas y, cuanto más extrañas son, más fácil le resulta creerlas; pero nunca toma en cuenta las que son más sencillas y posibles, porque todo el mundo puede creerlas.
—Será que nos atrapa el tipo de educación que tenemos.
—Mucha gente no puede ni emanciparse, es decir, no puede ni darse cuenta de la esclavitud en que le mantiene las ideas en medio de las cuales se ha educado.
—¿Cómo vivimos entonces?
—La vida es el arte de sacar conclusiones suficientes a partir de datos insuficientes.
—¿Y terminar viviendo por encima de nuestras posibilidades?
—Todo progreso está basado en el deseo universal e innato por parte de cada organismo de vivir por encima de sus posibilidades.
—¿Y morimos igualmente más allá de esas posibilidades?
—Memoria y olvido son como la vida y la muerte. Vivir es recordar y recordar es vivir. Morir es olvidar y olvidar es morir.


Excentricidades

21.9.15



Las ideas más disparatadas suelen ser las más felices.



Mediciones

20.9.15



Para comprobar cómo de honda era su tristeza todos los días lanzaba un pensamiento al pozo de los recuerdos.



Pensares

19.9.15



Para Bertrand Russell «los hombres temen al pensamiento más de lo que temen a cualquier otra cosa del mundo; más que la ruina, incluso más que la muerte. El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible. El pensamiento es despiadado con los privilegios, las instituciones establecidas y los hábitos confortables; el pensamiento es anárquico y fuera de la ley, indiferente a la autoridad, descuidado con la sabiduría leal del pasado. El pensamiento pone sus ojos en el pozo del infierno y no se asusta. Ve al hombre como una débil mancha, rodeado de abismos insondables de silencio; sin embargo, se sostiene orgulloso, tan impasible como si fuera el señor del universo. El pensamiento es grande, ligero y libre, la luz del mundo y la mayor gloria del hombre». Es lo que nos contiene en nuestro contenido y nos hace caminar, aunque sea a ciegas.



Asequibles

18.9.15



El pensador Arquelao de Mileto, maestro de Sócrates, sentenció: «se sencillo y alcanzarás el más alto grado de complejidad». Muy distinto de simplificar lo complejo.





Liberado

17.9.15



Un escritor es un crítico literario no frustrado.



Semejanza

16.9.15



¿Lo que nos irrita de los otros es lo que no vemos en nosotros mismos?



En busca de lo inefable

15.9.15



—¿Estamos abonados al presente, señor Jankélévitch?
—El alma que ya no es acosada por la angustia por el futuro ni por la obsesión del pasado, el alma sin fiebre, sin obligaciones, sin impetuosidad, conoce por fin el dulce abandono al presente.
—¿Y el pasado no actúa como fuente que nutre el presente?
—El pasado necesita que se le ayude, necesita ser recordado a los olvidadizos, a los frívolos, a los indiferentes.
—¿Olvidar eso no nos lleva a un ser seres puramente hedonistas? 
—El placer contiene en sí el germen del dolor, pues produce una posibilidad de conciencia que no sólo destruye su plenitud sino que pone de manifiesto su insuficiencia e introduce una duda que lo socava. Esta conciencia que reflexiona sobre el placer es el origen de la moral y recorrerá un camino penoso: la inminencia de la sanción, el remordimiento, el desconsuelo y el sentimiento de lo irreversible.
—¿Y ahí que pinta el amor?
—Toda la esencia del amor figura en aquel primer movimiento espontáneo y gratuito que nunca es algo debido, que no es la contrapartida de nada.
—¿El amor no es compensación?
—El amor es la continuidad de la justicia; el amor es la voluntad de la justicia. Ningún mecanismo social sustituye esta buena voluntad, esta inspiración de una benevolencia elocuente e ingeniosa que es la única razón suficiente del desinterés, la única garantía permanente de la paz.
—¿Respeto o tolerancia, qué elige?
—El respeto es algo que se siente hacia los demás; el respeto es pues el intermediario entre el comportamiento vacío de la tolerancia y la positividad gratuita del amor, entre la observancia ceremonial y la caridad.
—¿Y la piedad?
—La piedad es una brecha ilegal en el muro de lo implacable, de la implacable legalidad. Al perdonar al culpable, practica en el rigor inflexible del derecho la primera apertura amorosa; inaugura así el nuevo orden de la clemencia y la equidad, que es la iniciación a la gracia.
—¿Se puede tener conciencia de lo que somos?
—Amar, dar, perdonar, crear, estas cuatro palabras designan cuatro formas de iniciativa, cuatro formas de inocencia: bajo estas cuatro formas, la conciencia efectúa un movimiento eferente y directo hacia el otro o hacia el objeto, un movimiento sin retorno hacia sí mismo.
—¿Y qué somos?    
—Para ser alguien aquí y ahora, hay que renunciar a ser otro, en otra parte o más tarde.
—¿Acaso no somos la poquedad de un momento?
—El instante es el punto vertiginoso donde el tiempo y el espacio coinciden, donde cualidad y cantidad aparecen una en la otra, donde la forma y la materia se hacen uno, donde la relación misma se recoge hasta ser un absoluto.



Laberinto interior

14.9.15



A veces tengo miedo a entrar dentro de mí y no poder salir.

(Cada uno está atrapado en su dédalo íntimo y teme encontrarse con el minotauro que allí vive).



La morgue

13.9.15



Cuando vio su cadáver con cinco orificios de bala tendido encima de la mesa forense no le impresionó, pero no alcanzó a entender qué le pasaba. Después fue metiendo el dedo en la llaga y advirtió que se trataba de un suceso que completaba su biografía de chico pandillero.



Chismes

12.9.15



El historiador, crítico social y ensayista británico, Thomas Carlyle, advirtió: la historia es como una destilación del chismorreo. Ahora entiendo ese crepitar ahistórico de la sociedad que nos rodea.



Balas trazadoras

11.9.15



Joan —el tiempo ha borrado la memoria de su apellido— era un licenciado en Física y Química con quien fragüé amistad a través de la poesía durante el llamado ‘servicio militar obligatorio’. Aún conservo el poemario ‘Vint-i-set poemes en tres temps’ de Miquel Martín i Pol que me obsequió en lengua catalana, poeta de quien solo conocía por aquel entonces una adaptación que el cantante Kiko Veneno había realizado para su canción ‘No pido mucho’.

Cierta noche, durante un ejercicio de práctica antiaérea en los acantilados de Gijón, me comentó mientras observábamos el cielo iluminado por las balas trazadoras: «ves, igual que esas trazas de luz en el cielo negro, así es la lucidez del pensamiento, destellos de luz que nos guían para saber por dónde vamos en nuestra oscuridad». Después callamos los dos durante largo rato.





Escritura terapéutica

10.9.15



El escritor David Foster Wallace afirmaba: «Yo tuve un profesor que me caía muy bien y que aseguraba que la tarea de la buena escritura era la de darles calma a los perturbados y perturbar a los que están calmados». El efecto sanador de la escritura que cura a los locos y enloquece a los cuerdos, ya sean personajes o lectores.



Negaciones

9.9.15



¿Es más fácil negarnos a conocer la realidad que llegar a entenderla?



Un mejor mundo posible

8.9.15



—¿Vivimos en la sociedad del fracaso, señor Zizek?
—El éxito y el fracaso son inseparables.
—¿Eso también vale para ‘deconstruir’ la sociedad de consumo? 
—Nuestro principal problema, incluso ahora, es que nos resulta más sencillo imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.
—¿Espera el final del capitalismo?
—No estoy en contra del capitalismo en abstracto. Es el sistema más productivo en la historia. Me considero comunista, aunque el comunismo no sea ya el nombre de la solución, sino el del problema. Hablo de la lucha encarnizada por los bienes comunes. Las corporaciones intentan privatizar los recursos naturales, la biogenética o los conocimientos. El capitalismo actual se mueve hacia una lógica de apartheid, donde unos pocos tienen derecho a todo y la mayoría son excluidos.
—¿Entonces, es el fin de las utopías más que el fin del mundo lo que llega?
—No soy un ingenuo, ni un utópico; sé que no habrá una gran revolución. A pesar de todo, se pueden hacer cosas útiles, como señalar los límites del sistema.
—¿Los que marcan esos límites son quienes salen a protestar a las calles?
—Estoy a favor de reuniones y protestas, pero no me convencen frases de sus manifiestos como "desconfiamos de toda la clase política". ¿A quién se dirigen entonces cuando piden una vida digna?
—¿Cómo luchar entonces?
—La verdadera lucha política, como explica Ranciere contrastando a Habermas, no consiste en una discusión racional entre intereses múltiples, sino que es la lucha paralela por conseguir hacer oír la propia voz y que sea reconocida como la voz de un interlocutor legítimo.
—¿Esa voz no está acallada por lo políticamente correcto?
—En el discurso políticamente correcto se esconde una extrema violencia... Este hecho se relaciona con la tolerancia, que actualmente significa su contrario. En los países occidentales desarrollados la tolerancia quiere decir no acoso, no agresión. Lo cual significa: "No tolero tu excesiva proximidad, quiero que mantengas la distancia adecuada".
—Política o contrapolítica ¿dónde queda usted?
—Concibo la noción de lo político en un sentido muy amplio. Algo que depende de un fundamento ideológico, de una elección, algo que no es simplemente la consecuencia de un instinto racional. En este sentido, sostengo que nuestras creencias privadas, en el modo en que nos comportamos sexualmente o en lo que sea, son políticas, porque es siempre el proceso de elecciones ideológicas y nunca es simplemente naturaleza. En este sentido diría que la cultura popular es eminentemente política, y me interesa justamente por eso.
—¿Y la globalización tecnológica?
—Vivimos una época que promueve los sueños tecnológicos más delirantes, pero no quiere mantener los servicios públicos más necesarios.
—Ese delirio nos hace vivir el espejismo de una mayor libertad y control.
He aquí dos palabras clave: extracción y control. Para administrar una nube es preciso un sistema de vigilancia que controle su funcionamiento, y que, por definición, está oculto a los usuarios. Cuanto más personalizado está el smartphone que tengo en la mano, cuanto más fácil y "transparente" es su funcionamiento, más depende de un trabajo que están haciendo otros, en un vasto circuito de máquinas que coordinan las experiencias de usuarios. Cuanto más espontánea y transparente es nuestra experiencia, más regulada está por la red invisible que controlan organismos públicos y grandes empresas con sus secretos intereses.
—Algo que nos lleva a pensar que no hemos aprendido a vivir todavía.
—El problema es que no nos centramos en lo que realmente nos satisface. Estamos atrapados en una competición malsana, una red absurda de comparaciones con los demás. No prestamos suficiente atención a lo que nos hace sentir bien porque estamos obsesionados midiendo si tenemos más o menos placer que el resto.