—No te habían dicho nunca que escribes como un niño repelente y sabelotodo.
—Ciertamente, no que recuerde —se defendió resignado—.
—No entiendo nada de lo que escribes, me resulta incomprensible.
—Es difícil saber qué lectura prefiere cada lector.
—El aprendizaje de la escritura lleva aparejado el interés por todo lo insólito.