Conocí a un hombre que sólo rió una vez en su vida. Bebía con sus amigos en un bar cuando uno de ellos le indicó: «te toca convidar». Dijo «ja» y luego la palmó.
Desde entonces pienso que debe ser cierta esa cita de Michel Houellebecq: «El humor no nos salva; no sirve prácticamente para nada (…) Uno puede enfrentarse a los acontecimientos de la vida con humor durante años, a veces muchos años, y en algunos casos puede mantener una actitud humorística casi hasta el final; pero la vida siempre nos rompe el corazón».