La visita

13.11.06

Toc-Toc
—¿Se puede?
—Adelante.
—Buenas. Tiene usted un ‘blog’ muy curioso —le dijo—. Aunque se le ve un poco solitario.
—No tengo muchos vecinos, no. Tampoco viene a visitarme mucha gente. Es cierto. Pensé bautizarlo como La estepa rusa o El mar de la serenidad. Pero no me quejo. Lo mantengo abierto porque me gusta venirme aquí un rato por las tardes o de madrugada, cuando parece que todo el mundo se calla. Algunas noches, miro hacia fuera y veo como un humillo blanco que se eleva de los edificios. Son los sueños que la gente tiene. He fabricado una máquina que captura ese humo y los traduce. Luego las traducciones las suelo colgar entre estas cuatro paredes.
—Entonces ¿es una bitácora para soñadores?
—Bueno más bien para ilusos que dicen algunos.
—De ilusión también se vive.
—Sí, esto a veces parece una ilusión otras no.
—¿Cuándo parece más real?
—Cuando se presenta gente como usted y charla conmigo, así en plan amistoso.
—Lo cierto es que no tenía nada que hacer. Si no igual paso de largo. Ya le digo que como no tiene mucha parafernalia, ni dibujitos, ni fotos. Ni tampoco nada de sexo con lo que llama la atención, ni de política que pica mucho a la gente. Podía poner algo… unos enlaces luminosos, una radiografía de su esqueleto o, que le digo yo, una oferta: una entrada para un espectáculo al que deje un comentario. Puede sobornar a esos que hacen listas de ‘blogs’. Dicen que si pagas algo te suben de posición.
—Déjelo es igual.
—Hoy he leído en Internet que cada día nacen cien mil nuevas bitácoras. Son muchas ¿no? A este paso va a ver superpoblación. Cada 230 días se duplica su número.
—Sí, cada día somos más pero hay mucha diversidad. También una profusa repetición. Ocurre igual en el Universo: millones de estrellas formadas con muy pocos elementos.
—A este paso se convierten ustedes en el quinto poder.
—Ese análisis lo hacen los optimistas o quienes son arte y parte de este negocio con unos intereses muy concretos.
—¿A quién le teme más?
—A los segundos. Son los gurús de la blogosfera y engañan a la gente.
—Parece usted un descreído.
—No me gusta meterme con nadie, pero no puedo dejar de ser escéptico. Detrás de un juicio así hay intereses concretos.
—La verdad que para mantener esto abierto hay que estar sobrado de tiempo. Tengo un amigo que dice de ustedes, los bitacoreros, que tienen mucho tiempo libre y por eso se dedican a este asunto.
—Bueno es un sambenito que nos han colgado como otro cualquiera. Pero mantener esto limpio y ordenado lleva lo suyo, no se crea.
—También alimenta el ego una barbaridad, que hay cada uno por ahí…
—No si lleva tiene usted razón. Pero yo la verdad no soy ambicioso, es para echar el rato y matar el tiempo.
—¿Ha matado mucho tiempo ya?
—Alguno, no se crea. Ve esos sacos amontonados en aquel armario. Es tiempo muerto que he ido matando aquí.
—Pues sí que… ¿y es difícil matarlo?
—Cuando más me cuesta es en las noches de insomnio. No hay forma.
—Se le ve cansado de esta vida.
—Más que cansado de vivir estoy exhausto por lo vivido.
—¿Se viene conmigo?
—¿Dónde iremos?
—Lejos.
—¿No podré regresar?
—No.
—¿Podré construir otra bitácora allí donde vamos?
—Lo desconozco.
—¿Es usted la ignorancia?
—Soy la primera duda y la única resuelta.

Una de Woody Allen

12.11.06

Fuimos a ver juntos una película de Woody Allen titulada Interiores, esa donde los críticos señalan que el cineasta neoyorquino rinde homenaje a Ingmar Bergman.

Al salir del cine me comentó la escena donde Arthur (el padre de la familia que protagoniza el filme) anuncia ante sus tres hijas (Renata, Ryn y Joey) y su esposa (Eve) que, después de haberles dedicado una buena parte de su vida el resto se la reserva para él y se marcha con otra mujer. «Así me gustaría acabar mis días», me dijo.

Pasados algunos años me enteré que su mujer, cumplidas las dos hijas su mayoría edad, se había marchado con otro hombre.

Entendí, en aquel momento, que la película de Woody Allen había llegado a su final.

Desvelos

11.11.06


Qué sentido tan profundo alcanza la frase «dormir como un niño» pasada una cierta edad.

Consulta médica

10.11.06

― ¿Doctor qué tengo?
― No tiene usted nada.
― Y de eso me puedo morir.
― Si se extiende sí. Pero, de momento, está controlado.
― No es una buena noticia.
― No es una noticia, es un diagnóstico.
― Y no me podría diagnosticar mejoras importantes.
― Quizás en la próxima visita.
― Para entonces es posible que esté muerto.
― Muerto o no le pasaré le factura, igualmente.

Enemigos

9.11.06


Siempre habló bien de sus enemigos para desarmar la fortaleza de sus juicios. Aburridos desistieron de presentarle batalla. Y vivió en paz.

Bromistas

8.11.06


Los casinos de los pueblos, donde los hombres se reunían al atardecer para jugar a las cartas o al dominó, fueron fuente de chanzas y burlas sobre los más desafortunados. En cierta ocasión escuché relatar como verídica una historia vivida en esa atmósfera:

Rodolfo llegó como todas las tardes y dejó su sombrero sobre la percha. Se sentó en la mesa con sus compañeros de juego y comenzó su habitual partida de cartas. No pasó mucho tiempo cuando uno de ellos le dijo: «tienes la cabeza algo hinchada». Rodolfo no hizo caso al comentario.

No pasó mucho tiempo cuando alguien de la sala se acercó a saludar a los jugadores de la mesa y también hizo la misma observación a Rodolfo. «Se te ve la cabeza algo hinchada».

Los comentarios de ese tipo salpicaron la tarde. Rodolfo harto de tanto runrún fue al baño y se miró en el espejo. No observó nada extraño y eso lo tranquilizó.

Para culminar la gracia, en un descuido, colocaron bajo el forro del sombrero papel de periódico. Al terminar la partida de cartas Rodolfo se levantó y fue a por su sombrero. Cuando intentó colocárselo en la cabeza no pudo hacerlo.

Dicen los que le vieron que la cabeza de aquel hombre, en ese instante, se hinchó como un globo rojo. Su corazón se paró y cayó al suelo fulminado.

Braguetazo

7.11.06

En términos populares cuando un hombre se casa con una mujer de fortuna se suele decir que ha dado un buen braguetazo. No atino, en cambio, a encontrar el término que define la situación donde el protagonista cambia su género.

Golfos

6.11.06


Me saludó con una sonrisa y tras charlar un rato me dijo: «recuerdas cuando nos robábamos las novias a golpe de llanto y borrachera».
Es decir que el amor debía de tener entonces sólo el valor de una conquista. Qué osada pretenciosidad.
Y luego hay gente quiere permanecer eternamente joven.

Crítica

5.11.06

Publio Sirio escribió que en todo discurso adulador se esconde un veneno. Cioran que es imposible defenderse de un adulador, ya que no se le puede dar la razón sin hacer el ridículo, ni tampoco regañarle y mandar que se vaya a paseo. Y, por su parte, Freud que te puedes defender de los ataques pero contra el elogio estás indefenso.
Si el halago, la adulación y el elogio nos pierden, bienvenida sea la crítica a esta bitácora que la salve de caer en el hastío y la vacuidad.

Costumbres

4.11.06


Marcia, esposa de Catón, accedió tener hijos con Hortensio, anciano amigo de su marido, que se lo pidió como favor para lograr salvaguardar su patrimonio familiar. Marcia aceptó por amor a su esposo y regresó con él cuando Hortensio murió, transgrediendo la tradición de la univira.

Líderes

3.11.06


Hacía tanto tiempo desde la última vez que le vi, que de no ser porque conservaba su mirada vivaz no le hubiera reconocido. Parecía otra persona de aquella que tenía como lema: «sólo eres lo que vives», alguien perdido en un mar de rutina.

Curioso ver como aquellos que destacaban por su liderazgo entre los pupitres del aula hoy son seres apocados y demasiado grises.

Elecciones

2.11.06



La honestidad y la inteligencia son las dos características que más valoran los ciudadanos en los políticos. Ni la una ni la otra aparecen sobradas en su prontuario.

Epitafio

1.11.06

El Libro Oculto de la Morada enseña que la muerte es lo más natural del mundo porque nos retorna al equilibrio, ya que somos seres tan improbables, por ejemplo, desde un punto de vista termodinámico.

Ideas

31.10.06

Todos los días uno no puede tener una buena idea para escribir, pero sí tener una causa para intentarlo.

La escritura de arena

30.10.06


Escribir en un ‘blog’ es como hacerlo sobre la arena. Llegan las olas de los días y borran las palabras. Es un como anotar un comentario de naturaleza inestable. Un ‘post’ efímero y cambiante.
Así el mañana borrará las palabras que contenga este ‘post’ para que sean trascendidas por otras nuevas, igual que ocurre en el Universo donde todo va del orden al caos y viceversa, constantemente. Igual que un isótopo radioactivo este comentario se desintegrará para convertirse en un texto nuevo y nada de lo que fue le sobrevivirá.

El arte de amar

29.10.06

En un país como Japón donde la gente común profesa el amor a la escritura, el príncipe Ariwara No Narihira escribió, en el siglo décimo, un cuento de amor donde el amante se pregunta:

Podría yo ser
El fondo de tu corazón.


Y esas palabras quedaron vibrando como en un eco de eternidad.

Metafísica

28.10.06


Una vez me preguntaron si el sexo de las moscas era lo contrario al sexo de los ángeles y no supe qué contestar.

Averno

27.10.06

Mantiene el budismo que quien habita el infierno permanentemente nunca muere. Allí la longevidad es un castigo.

Bisbal

26.10.06

A David Bisbal le parecen pocos. El cantante le ha pedido al Parlamento Europeo que extienda los derechos de autor de las grabaciones en la Unión Europea de los 50 a los 95 años como en EEUU.

Se ve que no sólo quiere vivir bien él sino que desea que su descendencia y parentela lo haga igual por mucho tiempo.

Castigo

25.10.06


Pepe llevaba treinta años como almacenista de repuestos de un taller de mecánica. Puntual y aseado cada día acudía a su puesto de trabajo para ejercer su oficio, pero un buen día –para él malo– las cosas cambiaron en la empresa.

Una reestructuración de recursos humanos y técnicos hizo que a Pepe su jefe le pidiera alternar su puesto de almacenista, que con tanta decencia había ejercido, con otras funciones que consideró indignas. Pepe se negó a ello.

A partir de ese momento como castigo Pepe permanecía de pie con los brazos cruzados sin hacer nada durante toda la jornada laboral junto a la puerta del almacén.

Pregunté y me dijeron que era un castigo impuesto por el jefe para que reflexionara sobre su situación. Ahora lo llamarían ‘mobbing’.