Ahondamientos

6.3.25


Busca en ti, busca profundo, ahonda hasta encontrar al yo que fuiste.


4 apostillas:

Joselu dijo...

El ¿yo? que fui se desvaneció como lágrimas en la lluvia, no tuvo “noumeno”, igual que el yo que creo ser ahora. A veces me asombras…

María dijo...

Incluso sin ahondar , somos el mismo yo q fuimos y seremos mutando en el tiempo. Un beso!

Anónimo dijo...

Este sentencia filosófica es una invitación a la introspección profunda y a un viaje de autoconocimiento. Sugiere que dentro de cada persona hay una esencia o una versión más auténtica de uno mismo, posiblemente relacionada con el pasado, que puede haberse perdido o sido olvidada debido a las experiencias de la vida, las influencias externas o las decisiones tomadas.

El mensaje es una llamada a explorar las propias emociones, pensamientos, recuerdos y deseos más profundos para redescubrir esa identidad original o verdadera. Es un proceso de reflexión y autoevaluación que puede llevar a una mayor comprensión de uno mismo y, en última instancia, a una vida más auténtica y alineada con lo que realmente se es o se desea ser.

Joselu dijo...

El aforismo "Busca en ti, busca profundo, ahonda hasta encontrar al yo que fuiste" puede ser analizado desde las perspectivas actuales de la neurociencia, especialmente a la luz de las ideas desarrolladas por Anil Seth en su libro *La creación del yo*. Este autor, junto con otros neurocientíficos, plantea que el "yo" no es una entidad fija o esencial, sino una construcción dinámica y compleja del cerebro.

El yo como construcción cerebral

Anil Seth describe el "yo" como una percepción generada por el cerebro a partir de múltiples capas: corporal, narrativa, social y volitiva. Según su enfoque, lo que entendemos como nuestra identidad personal es el resultado de un proceso creativo en el que el cerebro interpreta las señales sensoriales y contextuales para construir una experiencia coherente de ser uno mismo. En este sentido, el "yo" no es un núcleo inmutable al que podamos regresar, sino una "alucinación controlada", moldeada continuamente por nuestras experiencias y percepciones actuales.
La neurociencia moderna refuerza esta visión al señalar que no existe un centro único en el cerebro donde resida el "yo". En cambio, diferentes regiones cerebrales contribuyen a aspectos específicos de la auto-consciencia, como las neuronas espejo en los lóbulos frontal y parietal, que permiten reflexionar sobre uno mismo y los demás. Esto implica que la consistencia del "yo" es más una ilusión narrativa que una realidad ontológica.

El yo narrativo y la memoria

El aforismo sugiere un viaje introspectivo hacia un "yo pasado", pero desde la perspectiva de Seth y otros investigadores como Daniel Dennett, ese "yo" pasado es también una construcción narrativa. La memoria no actúa como un archivo objetivo; en su lugar, reconstruimos nuestras experiencias pasadas desde el presente, reinterpretándolas según nuestras necesidades actuales. Por tanto, buscar al "yo que fuiste" es inevitablemente un acto creativo influido por el contexto y las emociones del momento.

Implicaciones filosóficas

Desde esta óptica neurocientífica, el aforismo podría interpretarse no como una búsqueda de algo esencial e inmutable, sino como una invitación a explorar cómo hemos construido nuestra identidad a lo largo del tiempo. La obra de Seth desarma la idea de un "yo" fijo y propone que nuestra identidad es fluida y dependiente de los procesos cerebrales que integran percepciones sensoriales, emociones y narrativas sociales..

En conclusión, la neurociencia contemporánea cuestiona la noción tradicional de un "yo" constante al que podamos regresar. Más bien, lo que encontramos al buscar profundamente es un mosaico cambiante de experiencias e interpretaciones. Este enfoque no niega la importancia del viaje introspectivo sugerido por el aforismo, pero lo redefine como un proceso dinámico de autoconstrucción más que como un redescubrimiento de algo esencial.