Libros ergódicos

19.5.20



El libro no es la lectura ni es la escritura porque ambas existían y existirán en un antes y un después, por mucho que imploren sus diletantes amantes. 

Una vez más me topo con un ensayo sobre la aquiescencia del libro donde se vuelve a confundir la escritura y la lectura con su soporte. El libro no es más que un formato que reproduce estas dos acciones y su sempiterna presencia en este último medio milenio, no es más que un periodo corto si contamos desde la protoescritura de hace seis mil años hasta la tecnologización, en la que se han contado millones de historias. 

Apenas los neolectores digitales superen a los analógicos, el libro en papel tendrá un rol menos preponderante que en la actualidad. 

La obra literaria ya no es la obra en su modelo clásico porque sus límites se han ensanchado hasta hacerla irreconocible desde los cánones académicos.



3 apostillas:

Albada Dos dijo...

Nada que objetar, si se usa un soporte u otro, no importa

Un abrazo, y por la lectura

Juan Poz dijo...

Volveremos a los formalistas para tratar de definir qué es la "literariedad", más allá de los soportes... ¡Empieza la lucha por el reconocimiento como "literatura" de un sinfín de manifestaciones variadísimas a las que les falta, ¡ay!, una "tradición", pero imagino que la acabarán teniendo, es cuestión de "tiempo".

Joselu dijo...

Recomiendo vivamente el ensayo El infinito en un junco de Irene Vallejo que consiste en la historia del libro en la antigüedad, sea en papiro o en pergamino.