Manuel Carrasco Mercado

4.9.09



A Manolillo, como le conocían los amigos, nadie le recuerda a excepción de sus seres queridos. Saltó un mal día desde el ‘scalextric’ de Atocha, un lugar que atraía a los suicidas, después de haber escrito varios libros de poemas. Vivió por encima de lo que escribió, es decir que su personaje fue más lírico que sus versos. Buscó el abismo que le buscaba y ahora sobre él pesa el manto del olvido que oculta todo aquello que para nada ha sido. Es como si la vida estuviera sumergida en una solución de locura.

6 apostillas:

Le Mosquito dijo...

Quizás deberíamos estar preparados para el olvido, y porque, una vez que saltemos, o que Samarra nos asalte, nunca más recordaremos nada.

Malo Malísimo dijo...

Nihil tempore.

Joselu dijo...

El Viaducto de Madrid que tanto anhelan algunos personajes de Valle. No deja de ser un clásico. Pasamos por aquí un momento y zas, ya no estamos. Entretanto palabras, gestos que el olvido y el tiempo hace desaparecer. Salvo que uno se salve por la literatura. Pienso en Jorge Manrique, en Quevedo, en Lope de Vega, en la canción a las ruina de Itálica de Rodrigo Caro. En fin...

Juan Poz dijo...

El Sclaextric de Atocha no es el Viaducto, aunque ambos pudieron servir para lo mismo. En cualquier caso, tu recuerdo ya ha dinamitado la losa de olvido que pesaba sobre Manuel: acaba de nacer. Y sí, hay vidas más poéticas que muchos poemas excelentes y versos inolvidables: aunque eso es privilegio de quienes los tuvieron cerca, a los poetas. Y hay bastantes más de los que nos parece, aunque tampoco es fácil descubrir la poesía viva.

Al59 dijo...

Qué imagen más melancólica la de esa solución de locura que empapa las cosas. Quizá no existe la nada, pero sí el disolvente que la anuncia, el pincel que va difuminándolo todo.

Anónimo dijo...

Los caminos de la vida son curiosos. Ordenando libros me he topado con CARCEL, del año 1977, de manuel. Le recuerdo como si le viera, delgado, pasional al hablar de su libro. Me paro en la calle, los vendia, pedia la voluntad. Nos sentamos al lado de la parada de autobus en Atocha .. y hablamos... hablamos ... hablamos, como si nos conocieramos.
Al final me regalo el libro... y me lo dedico :
Dejemos el ruido porque despues produce un largo silencio de agonia espera y soledad.
Levantemos el alma y flotemos en el mar del suelo.
Mayo 77
Hay q amar mucho la vida y sentirla mucho.... para dejarla.