Aún guardo la palidez en la memoria de aquel primer hombre muerto. La muerte cérea despertó en mí, más que miedo o tristeza, una voraz curiosidad infantil. Saber qué interruptor había desconectado la movilidad del cuerpo, el mecanismo del habla, la voluntad de parpadear o sonreír, era lo más apremiante. Después como niños que éramos especulamos sobre la fortuna del difunto, sobre su devenir. Fue un juicio sumarísimo y, tras la revisión de sus pecados y enumeración de sus bondades, lo mandamos al cielo.
El primer cadáver
16.11.08
Aún guardo la palidez en la memoria de aquel primer hombre muerto. La muerte cérea despertó en mí, más que miedo o tristeza, una voraz curiosidad infantil. Saber qué interruptor había desconectado la movilidad del cuerpo, el mecanismo del habla, la voluntad de parpadear o sonreír, era lo más apremiante. Después como niños que éramos especulamos sobre la fortuna del difunto, sobre su devenir. Fue un juicio sumarísimo y, tras la revisión de sus pecados y enumeración de sus bondades, lo mandamos al cielo.
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7 apostillas:
recuerdos de sensaciones lejanas que por un momento se vuelven a sentir muy dentro no?
Besos mi amigo, y mil perdones por haber estado alejada.
ojalá que todos pudieramos mirar no solo la muerte, sino claro, la vida con esos ojos de niño...
Dices "el primer cadáver" como quien dice "el primer beso", "el primer desengaño", y esa nivelación que noto me gusta.
Es importante ese primer contacto con la muerte cuando se es niño. Es un misterio esa palidez, esa inmovilidad, esa desconexión, ese vacío. Sin embargo, hoy día a los niños del primer mundo se les priva de esa relación con la muerte. Se la censura, se la hace desaparecer de la visión fascinada y terrible de los niños.
En mi caso no despertó curiosidad, si no un trauma olfativo total, relaciono el olor que sentí en aquella habitación con la muerte, y un escalofrío recorre mi espina dorsal cada vez que he vuelto a olerlo.
Ojala y un día nuestra palidez nos haga dignos del juicio benigno de unos niños.
yo la primera vivencia que tuve con la muerte fue ya de joven. Cuando era niño no perdí a mis abuelos ni nadie cercano, ni amigos, ni compañeros de clase, así que estuve como en una burbuja en este caso, aunque creo que me hubiera hecho bien, sino que mis padres me hubieran explicado y que me hubieran dicho que es algo normal.
De joven vi la cara de un amigo muerto, mezcla alegre, triste porque creo que ni el mismo sabía lo que quería en su último momento, igual que en toda su vida. Sobretodo recuerdo que estaba blanco, había perdido toda la sangre por las venas que se cortó. Siempre recuerdo esto, su cara blanca y contradictoria de querer vivir y saber que su vida era una mierda, que nada de lo que había soñado salía bien, que lo habían engañado y que mejor era morir en paz, sin sufrir, ni molestar a los demás con su tristeza, pero que ganas tenía de vivir!!
Siempre he pensado que si la época fuera otra lo podría haber ayudado. Ahora lo invitaría a mi casa, trabajaríamos el huerto juntos y tendría a Amapola entre sus brazos. Vería que nuestras ideas son posibles sin comerse demasiado la cabeza y ser precavido y no querer ir demasiado rápido. No obstante, en aquel entonces, no le escuchaba, ibamos de fiesta, las ideas que él quería llevar, sus amigos las creíamos, pero no las practicábamos, no como ahora por lo menos. Eramos jóvenes, creábamos cosas pero nos quedábamos a medias y él tenía un alma demasiado adelante de nosotros.
Luego muchos le echaron la culpa, no entendían porque se suicidó, porque fue tan egoista. Egoista? No tenía a nadie, con sus padres no se hablaba, ni novia ni amigos que le entendieran, que se preocuparan y quisieran crear a su ritmo, que se preocuparan por lo menos en intentarlo. Egoista? Que va, fue un valiente y pensó en nosotros cuando se suicidó.
Siempre recordaré cuando entré en su cuarto y lo vi... blanco. Yo estube durante todo ese tiempo en el cuarto de al lado, con una chica, estabamos borrachos y fumados. Lo hizo por nosotros y me di cuenta, entonces partí lejos de Barcelona y comencé a vivir la vida, con mis ideas, con las suyas. Ahora va todo mejor y sé que él es feliz.
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