Cada vez que llegamos a finales de año suelen aparecer los (e)videntes. No suelen acertar ningún pronóstico, evidentemente, pero como nadie se acuerda después de lo que han dicho todo se olvida.
(e)Videntes
26.12.05
Cada vez que llegamos a finales de año suelen aparecer los (e)videntes. No suelen acertar ningún pronóstico, evidentemente, pero como nadie se acuerda después de lo que han dicho todo se olvida.
La historia de los adivinos la resume una anécdota de la infancia sobre un personaje que siempre acertaba qué tiempo iba a ser al día siguiente.
El hombre del tiempo, como lo llamaba la chavalería, solía aparecer de vez en cuando y predecir con certeza si mañana haría sol, llovería o soplaría fuerte viento.
Años más tarde descubrí en qué basaba su ciencia. El hombre caminaba de un barrio a otro de la ciudad y en cada uno hacía un pronóstico. «Mañana lloverá», decía en un lugar; «tendremos bueno», apuntaba en otra barriada; «soplará el poniente», predecía en otra parte.
Si al día siguiente llovía, por ejemplo, sólo tenía que pasar por aquellos lugares donde anticipó lluvia. Era (e)vidente.
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2 apostillas:
Soy seguidor de este magnífico blog, pero no me había atrevido a comentar, pero al leer este post no me queda de otra que dar mi alabanza al creador ya que nos brinda muy buena y valiosa información, muchas gracias.
Gracias por tus palabras y tus lecturas.
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