Desafectos

4.12.05


Me encuentro con una chica cuyos padres se acaban de separar tras un proceso doloroso. En mitad de la tormenta, me explica, los hijos sufren del interés de sus progenitores por atraerlos hacia un lado del conflicto. «No piensan el daño que nos hacen porque tenemos el corazón dividido», refiere con los ojos vidriosos.Al final de la conversación, la chica concluye que igual que nos enseñan a querer deberíamos aprender a desquerernos de una forma sensata. La famosa sentencia: “hasta que la muerte os separe”, no ha ayudado mucho, me dice. El desamor tiene tantas opciones como su contrario.

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