Igual que lágrimas en la lluvia o huellas en la arena, más tarde que temprano, todo lo publicado aquí –en otro blog o en este– se degradará hasta disiparse. Los investigadores trabajan en sistemas de datos que se esfuman con el tiempo. Lo hacen en nombre de la seguridad y de la privacidad. Así que languideceremos hasta nuestra extinción como internautas.
Desvanecidos
1.7.10
Igual que lágrimas en la lluvia o huellas en la arena, más tarde que temprano, todo lo publicado aquí –en otro blog o en este– se degradará hasta disiparse. Los investigadores trabajan en sistemas de datos que se esfuman con el tiempo. Lo hacen en nombre de la seguridad y de la privacidad. Así que languideceremos hasta nuestra extinción como internautas.
Voto de silencio
29.6.10
—El silencio ocupa toda la parte alícuota a la falta de sonido.
—Para lo que hay que oír.
—Los silentes demuestran ser más inteligentes que los parlantes.
—Algunos calladitos están mucho mejor.
—Los que no tienen voz son los verdaderos marginados de la sociedad de la comunicación.
—Con tanto busto parlante y predicador mojigato no hay mensajes, sólo ruido de fondo y distorsión.
—Definitivamente, me callo.
—Y yo hago voto de silencio.
Abúlicos
28.6.10
Para La Rochefoucauld «no hay nadie que hostigue tanto a los demás como los perezosos, una vez que han satisfecho su pereza con el fin de parecer diligentes.» No es de extrañar, en la pereza habita incubado el virus de la productividad, por qué si no rentan tanto los banqueros.
Asesinos
27.6.10
—Por qué estás en prisión.
—Por matar el rato. ¿Y tú?
—Por matar el tiempo.
Etiquetas: cuentos diminutos
Abelardo
25.6.10
Hay individuos con una capacidad asombrosa para leer la realidad. Cuando estoy con él no dejo de sorprenderme sobre sus observaciones. Me dice: «otra vez el Pepo en la tienda de pintura. Ese viene a traer droga porque a comprar pintura no viene. No ha trabajado en su vida. Además a la dependienta últimamente se la ve distinta». Después contrastas la información y te enteras que no es gratuito su comentario.
Más allá de una simple coincidencia es capaz de corregir a la propia policía. «No fue así», es su frase favorita. «Quien estaba en la carnicería cuando el tiroteo, era el hermano del dueño y se quitó de en medio porque no tiene papeles», le dice a un comisario amigo suyo.
Su ductilidad al terrero de las circunstancias que rodean a aquellos individuos que rompen el hilo de la normalidad es prodigiosa. «Mira a ese. Comenzó como maestro de obras, le regaló los materiales de la casa del político que le dio información para que se enriqueciera con la constructora que montó. Nada que se pueda demostrar», me dice.
«La realidad es como la nata que cubre la leche caliente: una capa blanca que tapa un líquido blanco.» Reflexiona y, ante mi cara de asombro, me explica: «sí, hombre, apariencias mezquinas que tapan sórdidos contenidos.»
Trajes a medida
24.6.10
Los sastres de Internet han encontrado el instrumento perfecto, la herramienta ideal. Se llama ‘corta-pega’. Es un utensilio en el que se han instruido con suma facilidad desde el más flojo de los estudiantes al peor preparado de los profesionales, donde abundan periodistas y otras ocupaciones que usan el material de la escritura. Ello ha facilitado la moda del ‘prêt-à-porter’ de la ignorancia y la confección de la impericia. La costura del plagiar.
Inclinación
22.6.10
—Llena —le dijo al camarero apoyado en la barra del bar.
—No bebas más —le imploró el acompañante.
—Estoy de celebración.
—¿Celebras estar borracho?
—No, festejo mi propia destrucción.
—La idea de la autoliquidación me parece absurda.
—Al contrario, tras el hecho irrevocable de existir, resolver dejar de ser es un hecho sublime. Aunque mi método sea algo exagerado.
—Si es así, bridemos por tu extinción. Y la mía.
Aguante
21.6.10
«Leer es también resistir.» Derrida coloca la lectura a la misma altura de la entereza, es decir lejos de todo desistimiento, de cualquier abandono. Una prueba, los lectores de este blog que persisten en domar el entendimiento de su escritura.
Regresión
20.6.10
El monje zen se asomó al abismo y dijo: «un paso atrás es un nuevo camino.»
Etiquetas: cuentos diminutos
Entidades incorpóreas
18.6.10
Una atribución impropia y desmerecida colocó al escéptico Basílides, preceptor de Marco Aurelio, al borde de la distorsión histórica por su teoría estoica de la lengua. En cambio su reflexión del mundo le llevó a observar que la humanidad se redimirá cuando confluya en los límites naturales y retorne a la ignorancia, verdadera puerta de la modernidad. Si no a qué se debe que a mayor cantidad de información el mundo se mueva más en un oscurantismo cubierto de un barniz tecnológico.
Sintaxis fragmentaria
17.6.10
Somos fragmentos de la sintaxis de Internet. Igual que el gran sueño del filósofo Thomas Hobbes expuesto en su ‘Leviathan’, donde una muchedumbre parece como un sólo cuerpo, ahora nos agrupamos como internautas según explica el periodista francés Jean-François Fogel, para quien «la ordenación de la información, la forma de organizar indexaciones y, por tanto, el control en cuanto a la circulación ciudadana por ella» tiende a «secuestrar a las grandes audiencias para hacerlas cautivas de sus regulaciones y contenidos vaciados, espurios.» Un gran organismo vivo formado por fracciones de vidas interconectadas y que parece respirar y vivir al unísono.
Estadística homicida
15.6.10
—Llegadas las épocas de mayor frío o calor del año se produce un mayor número de sucesos luctuosos.
—¿Y a qué se debe que haya más crímenes y actos violentos?
—La explicación viene dada porque en invierno la gente tiende a deprimirse, mientras en verano suele enloquecer.
—¿Así de fácil?
—Sí. El frío y el calor, de forma extrema, polarizan el comportamiento humano que, en su fondo, ya lleva impreso su desastre.
—Entonces todos esos crímenes no se producirían si aclimatáramos el mundo.
—Claro y qué piensas que es el efecto invernadero. Una forma de arreglar el loco mundo.
—Visto así el asunto, igual llevas razón.
Confines
14.6.10
«No escribimos sino en la extremidad de nuestro saber, en ese punto extremo que separa nuestro saber y nuestra ignorancia, y que hace pasar el uno dentro de la otra. Sólo de esta manera así nos decidimos a escribir», dejó dicho Deleuze. Un latido extremo, una modulación disonante, un perplejidad inasumible, también nos resuelve a la escritura, eso sí, no sin aturdimiento.
Fracaso
13.6.10
La polilla se paró en la pantalla del ordenador. Le miró a los ojos y dijo: «deja este cuento.»
Etiquetas: cuentos diminutos
Estoicidad
12.6.10
Acomódate un poco al mundo. Acomoda el mundo un poco a ti. Toda incomodidad al mismo se despejará.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)